 Por: Julián Gorodischer. El representante comunal es un poder a mano. El justiciero encuentra en ese poder cercano, de ‘casta baja’, al alcance (sin asesores de consultoría) su carta de triunfo. Torina está ahí para el lucimiento de Gonzalito, el martes que pasó en Caiga quien caiga, que abandona el modelo zumbón de sus precursores y pasa a un modo de pelea callejera, sin agresión física, pero arrinconando, gozando en la postergación de ese instante en que rendido ante un trabajo de inteligencia que incluye el rastreo de la pieza “robada” –un aire acondicionado donado a Tartagal por la producción, que Torina se llevó a su casa-, deberá confesar: “Sí, lo hice”, excluido de todos los trucos de la video política: la omisión, la digresión, el misterio. “Sabe qué donamos Torina…, un colchón y un aire acondicionado. En vez de terminar en un hogar, en una escuela, terminó en su casa….”
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