EN EL COMIENZO DE SU GESTIÓN
Macri le ganó a los medios

Mauricio MacriPor: Luis Majul. Macri le ganó la primera gran pulseada a los medios. Parecía que se lo iban a comer crudo, después del papelón por la designación del ministro de Cultura que no fue, y luego de otros nombramientos de funcionarios cuestionados por la Justicia y la opinión pública. Pero de repente, Mauricio tomó el manual de Dick Morris y dejó a todo el mundo patas para arriba.

El mismo Morris, y en persona, le propuso su método a Fernando De la Rúa, a través del entonces número uno de la SIDE, Fernando De Santibáñez, pero al ex Presidente le pareció demasiado audaz como para ponerlo en práctica. En cambio, Néstor Kirchner lo siguió al pie de la letra. Así logró revertir su primera imagen de debilidad por haber ganado con solo el 22 por ciento de los votos, por otra que combinó autoridad presidencial y la más alta y continua imagen positiva que tuvo un Presidente argentino desde la restauración de la democracia en 1983.

El manual consta de unos pocos consejos básicos:

-Manejar la agenda de temas, y no que te la imponga la prensa.
-Medir el nivel de aceptación de las decisiones de gestión todos los días.
-Comunicarte con la gente sin la intermediación de los periodistas.
-Elegir tus propios enemigos, y cuanto más impresentables, mejor.

Al elegir como enemigos a los sindicalistas municipales, la caja negra de millones de pesos que manejan sin contraprestar un servicio digno, los ñoquis, la burocracia y la ineficiencia, el Jefe de gobierno impuso los temas de la agenda y colocó a los porteños de su lado, por encima del establishment de los grandes medios. Además se mostró como un dirigente activo y “valiente”, en contraste con una Presidenta encerrada en su refugio de Calafate, de vacaciones, y todavía golpeada por la valija de Antonini Wilson y el fracaso de la operación de su marido en la selva colombiana.

En las últimas horas, Macri, envalentonado, les habló a sus íntimos:

-La mayoría de los periodistas me subestimaron. Porque no me conocen de verdad. Cuando era presidente de Boca, fui capaz de decirle que no a Maradona. Y no a este Maradona. A otro que estaba “allá” arriba. Y también le dije que no a Riquelme cuando todos los hinchas de Boca me lo exigían. Ahora están diciendo, por lo bajo, que voy a arreglar con el sindicato. Se van a equivocar de nuevo. Los voy a sorprender otra vez.

Además de su exitosa estrategia de comunicación, Macri tiene la suerte del principiante. El Jefe de gobierno estuvo a punto de pasar la Navidad y el Año Nuevo en Punta del Este, como todos los años. Un consejo oportuno de la vicejefa de gobierno ( ¨Te van a acusar de frívolo y de vago, y las fotos de tu descanso se van a convertir en tu primera imagen fuerte de gestión” ) evitó una minicatástrofe de la que hubiera sido difícil salir.

Ahora Mauricio trabaja en otra decisión parecida a la intervención de la obra social de los trabajadores de la ciudad, pero de sentido ideológico contrario.

Prepara anuncios de multas millonarias para las empresas de servicios que cobran mucho y trabajan mal. Observa con atención a la empresa que distribuye agua y estaría a punto de sancionarla por haber roto veredas y asfalto sin repararlo como corresponde.

Sus asesores le han insinuado que si sueña con ser Presidente, no es suficiente con que lo comparen con Sarkozy.

Si querés ser valorado por todos, y no sólo por la derecha, también tenés que afectar los intereses de quienes son vistos como tus amigos, susurró, la semana pasada, con timidez, uno de los funcionarios que más horas pasa junto a Mauricio.

¿Se atreverá Macri a meterle la mano en el bolsillo a sus hermanos de clase?

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