EN LA CARRERA ELECTORAL |
Por qué Cristina ganaría en octubre |
Por: Luis Majul. Si hubiese un candidato opositor más o menos interesante, y los grandes medios reaccionaran como lo hicieron durante los últimos días de De la Rúa, Cristina perdería las elecciones y varios funcionarios de este Gobierno irían a parar a la cárcel. |
Si a ese panorama se le agregara un escenario de inestabilidad económica y monetaria, Cristina perdería por mucho, y la cantidad de funcionarios que harían fila en Comodoro Py se multiplicaría.
No se trata de una hipótesis retorcida. Tampoco de un deseo personal. Es la bendita historieta que se repite en forma de caricatura cuando se empieza a acabar una gestión y asoma la otra.
La caída de De la Rúa se precipitó por el desmadre de la convertibilidad pero se aceleró a ritmo de vértigo porque nunca quiso ni pudo controlar ni un poquito a los diarios, las radios y los canales. Mientras el Presidente dudaba entre renunciar o invitar a cogobernar al peronismo, la televisión lo terminaba de rematar con las imágenes de la represión en Plaza de Mayo.
La salida anticipada de Raúl Alfonsín puede ser explicada por su propia ineptitud para manejar la economía y la presión de los grandes grupos económicos que inflaron los precios de los alimentos y manipularon el precio del dólar a través de corridas cartelizadas. Pero en cuanto los principales medios percibieron el inconfundible olor del poder que se diluye entre las manos, Raúl Querido se transformó rápidamente en una caricatura de jefe de Estado.
El trato que a partir de su segundo mandato recibió Carlos Menem de medios como Página 12, Noticias, y más tarde Clarín, La Nación y la mayoría de las radios y los canales, es inversamente proporcional al tratamiento que se le otorga hoy al gobierno de Néstor Kirchner.
A favor de esta gestión, se debe admitir que la corrupción no parece tan generalizada como durante el menemato. Y la razón por la que Menem no tuvo que abdicar es sencilla: la economía estaba por explotar, pero no le explotó a él sino a su sucesor, De la Rúa.
¿Por qué el kirchnerismo no se desangra minuto a minuto después de Skanska, la bolsa de Felisa Miceli, la valija del misterioso lobbista venezolano y la manipulación de datos del INDEC? ¿Por qué los grandes diarios de alcance nacional no muestran lo que sucede en Río Gallegos, la capital de la provincia del Presidente y la candidata oficialista, con la potencia que evidencian los hechos de violencia? ¿Por qué los analistas más finos no advierten que Kirchner ha sido incapaz de garantizar la gobernabilidad de la provincia que manejó a su antojo tantos años? ¿Por qué no dicen que se trata de un antecedente preocupante para alguien que pretende manejar la economía y la obra pública a la sombra de su esposa?
Porque su alianza no escrita con los que influyen de verdad todavía no se ha roto.
Y porque todavía impera la sensación de que el crecimiento de la economía lo disimula todo.
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