EL EDITOR GENERAL DE HIPERCRÍTICO.COM EN SANTA CRUZ
Aprietes y censura en la provincia del Presidente

Río GallegosPor: Luis Majul - Especial. La presión sobre los medios y los periodistas en Santa Cruz, la provincia del Presidente, es brutal, casi increíble. Y lo que es peor: explica la intolerancia y el autoritarismo del hombre que maneja la República Argentina.

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El jueves 3 de mayo pasado, apenas aterrizó el avión en Río Gallegos -del que me bajé con el objeto de investigar para el primer programa de Tres Poderes, el atentado contra Kirchner que no fue-, me enteré de que el COMFER había dispuesto sacar del aire a la FM News, uno de los pocos medios que informaba sobre la inédita lucha de los docentes santacruceños. La excusa oficial es casi tan desopilante como la misma decisión: adujeron que la News se metía en la frecuencia de la Gendarmería.

Más censura

Pero eso no fue todo.

Porque el viernes a la mañana, después de unas cuantas horas de cobertura periodística (cobertura que incluyó una visita a la Carpa de la Dignidad, una entrevista con el fiscal de la causa por el atentado que no fue y la recopilación de datos confirmatorios sobre un descontento popular de alcances imprevisibles), me enteré que la 98.9, la FM que retrasmite Espíritu Crítico, el programa que conduzco en La Red, había decidido quitar del aire mis comentarios desde Santa Cruz para que nadie los escuchara en Río Gallegos y alrededores.

Problemas con el transmisor

La explicación técnica fue que había problemas con el transmisor.

Parece que son los mismos problemas que sufren los pobres trasmisores cuando programas de televisión como La Cornisa, Tres Poderes e incluso Hora Clave informan sobre el conflicto docente, sobre Santa Cruz y sobre el presidente Néstor Kirchner.

Para que se entienda bien: los canales que deberían retransmitirlos, manejados, en su mayoría, por el ex cadete del presidente, Rudy Ulloa Igor, modifican la programación sin dar ninguna explicación de por qué los quitan del aire.

Pago chico

Lo que está pasando en Santa Cruz, incluida la presión que se ejerce sobre los medios, se puede entender con claridad parado en la esquina de 25 de mayo y Maipú, donde se encuentra la casa de la familia Kirchner, a la que el presidente no vuelve desde el 17 de marzo pasado porque teme que los maestros lo insulten y lo califiquen de mentiroso.

A menos de cien metros de la residencia se encuentra El Periódico, diario gratuito e hiperoficialista, propiedad de Rudy Ulloa.

Veinte metros más allá de la sede del diario de Ulloa está la Escuela Nº 1. Ese establecimiento, igual que todos los de la provincia, no tiene alumnos adentro: los chicos ya perdieron, en lo que va del año, treinta días de clase. Pero afuera, a falta del sonido alegre y sostenido de los alumnos cuando entran o salen de la escuela, hay cuatro gendarmes, lo que le da a la ciudad un ambiente paramilitar.

Salario del miedo

Los docentes reclaman un aumento del básico que hoy asciende a 161 pesos. Es tan bajo que, si no perciben adicionales como el presentismo, corren el riego de irse a su casa con un salario de 300 pesos, un monto miserable si se lo compara con una canasta básica que supera los 3.500 pesos.

El estancamiento del básico se explica por la perversión política del poder que delegó Kirchner: si los maestros protestan o se expresan contra el gobierno, les quitan los beneficios adicionales, igual que a sus parientes o a sus conocidos. 

¡Cuenten la verdad!

Esta política extorsiva afecta a casi todos. En Santa Cruz, la población es de 198 mil habitantes. De ese total, 53 mil trabajan para el Estado. Si este número se multiplica por los tres integrantes de una familia tipo, resulta que más de 150 mil personas dependen de la administración pública.

Por eso, muchos de los que me gritaron por la calle "¡Por favor! ¡Cuenten la verdad!" no aceptan hablar frente a un grabador de voz o una cámara de televisión: tienen miedo de perder el trabajo.

Un testimonio revelador

El caso más paradigmático es el de Julio César González.

González es un amigo de la infancia de José Mansilla, el hombre que volcó un camión en la esquina de la casa del Presidente. Tiene 33 años, como él. Ambos vivían en el mismo barrio y fueron juntos a la escuela primaria. González terminó confirmando, frente a la cámara de Tres Poderes, que Mansilla no es el brazo ejecutor de un intento de magnicidio sino un “pobre loco suelto”, y con sus facultades mentales alteradas desde muy pequeño.

En su revelador testimonio, González contó que Mansilla, cuando apenas tenía siete años, “carneó” a un perro que ladraba demasiado. También explicó que le pusieron el apodo de Casimiro, como un dibujito animado peludo y desquiciado, y que de grande lo empezaron a llamar El Gurka, porque se estaba poniendo cada vez más violento.

“¿Quién puede pensar que Casimiro forma parte de una organización para matar al Presidente? Lo creo capaz de subirse a un camión y hacer destrozos, pero no lo creo capaz de ser inducido por nadie. Ni de cumplir ninguna orden, venga de quien venga. Si yo un día me atreví a contradecirlo y casi me mata”, reveló su amigo.

La valiosa declaración de Julio César González estuvo a punto de perderse, porque el pánico que lo asaltó casi le gana a la verdad.

El desaparecido

Dimos con González gracias a la suerte de los insistentes.

Buscábamos a la madre de Mansilla junto a Rubén Lasagno, de la agencia OPI, y Romina Calderaro, la periodista que viajó junto al equipo de Tres Poderes. La encontramos en el barrio humilde donde vive, pero el ataque de fobia que mostró ni bien nos acercamos nos hizo desistir.

No queríamos volver sin un testimonio clave; de alguien que nos pudiera decir cómo era realmente el hombre que supuestamente había atentado contra el Presidente. Entonces, una vez finalizado el reportaje que le hicimos al intendente de Río Gallegos, Héctor Roquel, le preguntamos si no conocía a algún puntero suyo cercano al barrio Gregores, donde vive la madre de Mansilla.

Así contactamos a González, el hombre cuyo testimonio será pedido por el fiscal Andrés Vivanco para confirmar que lo del camión no fue un ataque al jefe de Estado.

Arreglamos una cita, pero González no apareció. De repente, se lo había tragado la tierra.

¿Dónde está González?

Ni su hija ni su esposa ni el intendente parecían tener idea de qué había pasado con Julio César González.

Cuatro horas después, lo encontramos junto al baqueano Lasagno: estaba escondido en una dependencia de la intendencia. Asustadísimo, me explicó que no podía hablar porque si lo hacía despedirían a su esposa de la administración pública provincial y también perdería “la protección” del intendente radical. Roquel no quería que González hablara, porque teme que lo acusen de operar contra Kirchner alrededor del atentado que no fue.

Contá la verdad

González se tomaba la cabeza. En una oficina pequeñísima, en la que estábamos junto a Lasagno, Romina, Mariana -su jefa directa- y una empleada con un mate en la mano, utilicé el último recurso disponible. Le hablé de la tristeza que tenía desde que llegué a la ciudad.

De cómo todo el mundo reclamaba la verdad, pero la mayoría se negaba a descubrirla.

González miró a su jefa. Y Mariana dijo:

• Contá la verdad.

Entonces prendimos la cámara y el amigo de Mansilla contó la verdad.

Un poco de aire puro

En Santa Cruz, y en otras provincias consideradas feudos -como San Luis, Neuquén y Salta-, contar un poco de verdad es algo muy difícil, por no decir imposible.

La abrumadora mayoría de medios que sobreviven lo hacen gracias a la pauta oficial. Y los que no la tienen y tratan de hacer un poco de periodismo, son perseguidos o censurados.

Quién es quién

La Opinión Austral es el diario más antiguo de la provincia, con 45 años de vida. Tira mil ejemplares diarios y forma parte de un pool de medios que integran las emisoras LU 12 (AM) y la Laser, la FM más escuchada en Río Gallegos. Fue, hasta los años noventa, uno de los diarios más importantes de la Patagonia. Pero ni bien Kirchner asumió como gobernador, se convirtió en un rehén de la pauta oficial.
Manejado por sus herederos -las hijas del “viejo Segovia”-, fue escrachado más de una vez por los huelguistas, quienes lo consideran un medio kirchnerista.

Tiempo Sur es considerado un diario independiente del gobierno. Tiene publicidad privada y eso le permite aguantar cada vez que el gobierno le quita la publicidad oficial, ofuscado por algún título de tapa. Tira cerca de 1.500 ejemplares.

Prensa Libre es otro diario nacido al calor oficial. Tira sólo 700 ejemplares. Está vinculado a Rudy Ulloa.

El Periódico Austral es propiedad de Ulloa y nació, desde el principio, como un órgano oficial del gobierno. Su director, de apellido Carmona, es además jefe de prensa de la legislatura provincial. Es de distribución gratuita e informa en consonancia con el Canal 2, la emisora de televisión que pone o quita los programas políticos nacionales de acuerdo a cómo hablen del gobierno de Kirchner.

La Argentina no es Santa Cruz

Pero el estilo de premiar a los amigos y castigar a los que piensan distinto fue exportado desde la provincia hacia todo el país, en el que incluye ataques a periodistas y medios desde el atril presidencial, uso discriminatorio de la pauta oficial y pedidos de derecho a réplica, como fue el reportaje que concedió Alberto Fernández a La Nación para perjurar que no hay una sola prueba que condene a un funcionario público en el caso Skanska.

Perseguidores y perseguidos

También es verdad que la obsesión controladora y perseguidora del gobierno se mezcla con lo que se podría denominar el marketing del perseguido, practicado por periodistas de renombre y editoriales enteras.

En el medio, como siempre, un poco menos estridente, se encuentra la verdad.