Por: Luis Majul. Ni la presidenta Cristina Fernández ni Néstor Kirchner apretaron el gatillo que asesinó al militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, pero ambos son responsables de haber creado las condiciones políticas para que el crimen tuviera lugar. No se necesita demasiada imaginación para explicarlo. Ambos convalidaron los métodos de apriete, extorsión y exhibición de fuerza de Hugo Moyano y sus aliados. Ambos ordenaron a la Policía Federal no usar la fuerza en ningún caso para repeler los cortes de ruta en particular y las manifestaciones en general. Y ambos aceptaron, por acción u omisión, que las fuerzas de choque reemplazaran a las de seguridad cada vez que esas manifestaciones se salieron de su cauce. Es decir, tercerizaron la represión, igual que permitieron a los caciques de la Unión Ferroviaria (UF), en sociedad con la Secretaría de Transporte, tercerizar los servicios de limpieza y seguridad para explotar y “negrear” a los propios trabajadores. A los ejemplos de tercerización de la violencia los conoce todo el mundo. Desde los incidentes del Hospital Francés hasta el disparo del chofer de Moyano en San Vicente que no terminó con la vida de nadie porque le falló la puntería.
|