LANATA Y SU PRÓXIMA EXPERIENCIA EN EL TEATRO MAIPO
El gran escandalizador

Jorge LanataPor: Adriana Amado Suárez. La semana pasada se anunció que el periodista Jorge Lanata iba a tomar parte de un espectáculo en el teatro Maipo que llevará por nombre “La rotativa del Maipo”. El productor Lino Patalano fue el que tuvo la iniciativa, que Lanata aceptó casi de inmediato. Ahí nomás, no hubo medio que se privara de hacer algún comentario sobre la novedad, sin perderse la oportunidad del chiste fácil de imaginar al periodista con plumas y conchero. Lo que sí es cierto es que el personaje ya incursionó en otras actividades más allá del periodismo, como la literatura, la historia revisada, el cine, el videoclip y algún paso de comedia en sus ciclos televisivos. Pero sus osadías previas no parecen haber escandalizado tanto a los corrillos periodísticos. Lo que sigue es la columna publicada en la revista Noticias, que le dedica en su último número una entrevista al director del diario Crítica, donde habla de su próxima experiencia como capocómico.

“¿Por qué resulta más llamativo que Lanata sea comediante que jefe de Gobierno? ¿Por qué pareció más natural que el periodista se convirtiera en historiador que en monologuista? Más aun, ¿por qué si Susana tiene su revista, Lanata no podría estar en la revista? No parece importar tanto el cambio de roles en otras oportunidades. De hecho, los medios que no hablaron de la salida de su diario Crítica, sí presentaron generosamente la novedad de Lanata en el Maipo. O sea, mediáticamente hablando, parece que les resultó más noticia lo último.

Quizá lo que inquieta es que la decisión plantea, socarronamente, qué es ser periodista hoy. Si creemos que ser periodista es un sacerdocio que se profesa en los medios, únicos con la potestad monopólica de reflexionar sobre la realidad nacional, el teatro es un espacio profano incompatible. Pero si entendemos que un periodista es un interpretador del mundo y un detonador de ideas, lo único importante sería su capacidad de construir puentes hacia la sociedad. Claro que en esta definición no entraría ese periodismo al que se le escapan las medallas olímpicas que no fueron gacetilleadas por los patrocinadores, o el que presenta los rumores de palacio como editoriales de interés nacional. Para una sociedad democrática, más preocupante que un periodista se ría de la realidad en un escenario, es que muchos se burlen a diario de sus audiencias presentando como noticias lo que a nadie le importa.

En cualquier caso, Lanata vuelve a azuzar el avispero, lo que confirma que conserva intacto su talento de escandalizador público. En definitiva, han sido sus osadías las que mantuvieron su reconocimiento social a lo largo de los años. Cosa que en Argentina les pasa a poquísimos personajes públicos. Y a muchos menos periodistas.”

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