tv y canticos

Por Adriana Amado - @Lady_AA A veces decimos que los medios deben reflejar la realidad. Otras, exigimos que la mejoren porque en realidad no somos ni tan cívicos, ni tan buenas personas como nos gustaría vernos en la tele. Cuando hablamos de los casos de bullying y violencia doméstica decimos que los medios invisibilizan y que deberían mostrar más. Cuando se trata la violencia social que deshizo el festejo de subcampeón mundial y el Metrobús porteño, muchos canales decidieron que era mejor invisibilizar. Cuando se trata de burlar al perdedor, se festeja que los canales pasen la letra de “Brasil decime qué se siente” para que la cantemos todos. Ahora sí, si el cantito de cancha es contra nosotros, elevamos un grito de indignación en nombre de los más altos valores humanos. Los moralistas de los medios tienen dos manuales: uno para justificar lo que hacen ellos y otro para criticar a los otros.

 

Para los medialistas (moralistas mediáticos) los medios deben mejorar la realidad: tienen que mostrar actitudes buenas y cívicas, no decir malas palabras o exabruptos, ni deben hostigar a sus invitados ni hacer alusiones sexuales. No pueden hacer lo mismo que hacemos nosotros en nuestros muros que podemos publicar la foto de Lavezzi en bolas con la leyenda “Te doy hasta…” lo que cada quien estimara que merecía el Pocho. Incluso la presidente puede recordarle su calidad de símbolo sexual para que no se niegue a aparecer en su programa semanal de buenas noticias. Pero si un grupo de alemanes cantan que a los gauchos se los ve alicaídos, son acusados de los peores crímenes de su historia. Cosa rara porque muchos funcionarios vienen insultando a los chacareros desde hace años llamándolos explotadores, oligarcas, ladrones, y son aplaudidos por los panelistas que se dedican a analizar la realidad nacional con financiamiento gubernamental. Ha sido unánime el homenaje mediático a unas estrofas que cantan el abuso del padre al hijo como expresión canchera de la cultura nacional. Los medialistas, en cambio, fueron inflexibles con los jugadores alemanes, a quienes un conductor de radio puede acusar de “muestra de superioridad” y llamarlos “enfermitos” y alemanes imbéciles sin temor a que la AFSCA sancione la declaración por racista y estereotipada. Solo los argentinos podemos hacer alarde en la propaganda oficial de los entretiempos de los partidos de que estamos “orgullosos del producto de nuestro suelo”, que sirve tanto para ganar un campeonato como para descubrir petróleo . El futbolnacionalismo es un sentimiento, no puedo parar…

Ni el organismo que se supone tiene que controlar que los medios mejoren la realidad con mensajes políticamente correctos nada dijo del cantito que recordaba a Brasil el sometimiento paterno. Y eso que además de ser cortina musical de cuanto programa hablaba de los partidos de la selección argentina fue ejecutado hasta por la mismísima fanfarria de Granaderos. Tampoco el instituto contra la discriminación expresó preocupación por el racismo contra los brasileños o la estereotipación de los alemanes aunque tenía a mano los argumentos con los que denunció hacer poco a una discriminadora serial (aunque virtual) como la @drapignatta.

Hace poco la defensoría difundió un estudio sobre las fuentes partidarias en los noticieros en el que deja claro cuál es su parámetro de reflejo de la realidad en los medios. Ahí concluye que el noticiero de la televisión pública es el que mejor hace los deberes porque refleja la hegemonía de los poderes públicos: mucho ejecutivo nacional, poco legislador de otra fuerza y nada de dirigencia social no partidaria. Según la defensora dizque de los públicos, las noticias harían muy bien en reflejar ese statu quo. Si intentan darle más espacio a otras fuerzas políticas, están incurriendo en “desproporción”. Mantener la proporción, para la defensoría, sería que el canal estatal muestre 197 fuentes ejecutivas y 90 parlamentarias del partido gobernante frente a una media de 3 para cualquiera de las demás fuerzas. O mantener una razón de 7 a 3 para el partido de gobierno, como muestra @aracalana a partir de las escasas cifras que brinda el informe. O que en los noticieros haya menos de una fuente ciudadana por cada 10 legislativas y 20 ejecutivas. La propuesta oficial de “herramienta para la medición del pluralismo político en los servicios de comunicación audiovisual” consistiría en contar escaños y ver si se reflejan esos porcentajes en las noticias, con una metodología menos sistemática que la usada para medir pluralismo por otros organismos similares. Es este mismo principio de que política es el partido que participó en las elecciones anteriores es el que asigna espacios gratuitos para hacer campaña según votos recibidos. Curiosa concepción de la política que no ve más allá de los oficialismos y los partidos tradicionales.

Desde esta perspectiva medialista, el ganador tendría derechos mediáticos si se trata de votos para el Frente de la Victoria, pero no si es ganador de un Mundial o de jurisdicciones en donde se impusieron otros partidos. El cantito alemán osó decir “Así caminan los gauchos. Los gauchos caminan así”. Así era con la cabeza gacha, como se vio a muchos jugadores incómodos en ser exhibidos como trofeo nacional en la AFA y que sabiamente eligieron la bienvenida en sus ciudades y evitar las hordas que se hicieron imagen de la tristeza nacional el día en que se ganó el segundo lugar en la liga mundial de fútbol profesional. Para ofender nuestra ética no hace falta que la canción del vencedor diga como dicen las nuestras, “son todos putos” o “hijos nuestros”, o repita el célebre eslogan futbolístico acuñado por el reciente premio a la libertad de expresión “la tenés adentro”. Porque los medios deben reflejar la realidad, pero no tanto. Y porque, por suerte, cuando no nos gusta la realidad, tenemos otra.