EL SECUESTRO DE INGRID BETANCOURT |
"Mi mamá es una llama que se apaga" |
Por Hipercrítico. Desde París, Lorenzo Delloye, hijo de la ex candidata presidencial colombiana y de la que no se tenían pruebas de vida desde 2003, pidió a la comunidad internacional que se logre un acuerdo humanitario para la liberación de los rehenes secuestrados por las FARC. (Espíritu Crítico, La Red AM 910) |
Luis Majul: Cuando secuestraron a tu mamá, ¿cuántos años tenías?
Lorenzo Delloye: Trece años, ya hace seis que mi mamá está secuestrada. Por eso la comunidad internacional debe actuar con rapidez.
L.M.: El pedido público del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ¿cómo fue interpretado?
L.D.: Lo que hizo el presidente Sarkozy fue muy fuerte. Es la primera vez que un jefe de Estado envía un mensaje en forma directa al número uno de las FARC, Manuel Marulanda, y también a los secuestrados. Fue importante porque el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, nunca lo había hecho, y ahora la condición de los secuestrados tomó una dimensión internacional.
L.M.: Ustedes estaban esperanzados con la mediación de Hugo Chávez...
L.D.: Sí, porque las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) querían hablar con él por ser representante de la izquierda en América Latina. Lo que hizo el presidente colombiano, de romper las negociaciones que llevaba adelante Hugo Chávez, fue un grave error. Álvaro Uribe debe darse cuenta que las acciones militares ya no pueden llevarse a cabo. Ahora espero que la comunidad argentina e internacional puedan ayudar para que se realice el acuerdo humanitario.
L.M.: ¿Qué te sucedió cuando viste el video de tu madre y leíste su carta?
L.D.: Al principio fue un alivio saber que estaba viva, pero también fue una gran tristeza ver el estado en que estaba. La carta es más testimonio que otra cosa, pero es muy dura. Cuando se lee esa carta uno ya no cree en la vida.
L.M.: ¿Sentís que ella dejó de creer en la vida?
L.D.: Hay un pasaje de la carta que mi madre escribe "aquí vivimos muertos". Ella es muy fuerte, pero es una llama que poco a poco se está apagando.