helicoptero

Por Juan Terranova. Lunes.  Leo una nota titulada “10 Incredible Stories Involving Helicopters.” Las historias están bien. Gente que roba helicópteros, gente que fabrica helicópteros en el fondo de su casa, gente que los destruye, que los incendia, que los repara, un piloto ruso que tuvo que defenderse de tres osos polares después de estrellarse en el ártico, presos que se escapan en helicópteros de una cárcel en un desierto mexicano. Y así. La mejor es la del robo en Libia de un helicóptero de combate ruso, el MI-25 Hind-D, por un Chinook del ejército de Estados Unidos. En la foto que ilustra esa parte de la nota se ve a un helicóptero blanco colgado de un helicóptero negro. El título dice: “The US Steals A Russian Attack Helicopter With A Helicopter.”

 

Martes. Leo que se toman muestras de óvulos y esperma de rinoceronte blanco para realizar fecundaciones in vitro.

Miércoles. Bowie sacó un nuevo disco. Y hace unos meses dijo que ya no va a tocar más en vivo. Ramiro Sanchiz escribió una muy buena nota titulada “Sonido y visión” para la diaria de Montevideo sobre el nuevo disco, aunque también es un poco retrospectiva de la carrera de Bowie. (La leo y es como si lo escuchara hablar. Y sí, Bowie es bastante uruguayo, de Atlántida a Punta del Este.) Esto coincidió con que bajé al Kindle En las montañas de la locura de Lovecraft. También empecé a leer del Kindle, A sus plantas rendido un león de Soriano. Por momentos me molestan los remates estilo traducción española. Por ejemplo, el protagonista toma agua del “grifo.” (Mavrakis desaprobaría enseguida.) Sin embargo, al menos acá Soriano narra bien y logra, por momentos, un swing muy especial. Algunos pasajes de las conversaciones que tienen el activista africano con el exiliado argentino en Zurich me hacen acordar a Bolaño. No creo que sea una coincidencia para dejar pasar así nomás. (O bueno, la dejamos pasar, pero me parece llamativa aunque no me sorprende.)

Miércoles, más tarde. Aburrimiento. Hastío.

Jueves. “Deux qualites fondamentales: surnaturalisme et ironie” decía Baudelaire. Pero ¿fundamentales para qué? Termino de leer Montoneros, o la ballena blanca, una novela de Federico Lorenz. La empecé y fui hasta el final casi sin escalas.

Viernes. Leo una entrevista al crítico de rock Héctor Sánchez que se titula Led Zeppelin masturbando a una groupie con un tiburón bebé y otras leyendas. En el tren, avanzo con la lectura de No picnic (No fue un paseo) de Julian Thompson, el estratega británico de Malvinas. Había empezado el libro al menos dos veces sin éxito y recién a la tercera vez enganché. Mientras leo pienso en la entrevista. Hay un link. La guerra, el rock, el tiburón bebé, la masturbación. ¿Es un aire de época? El lector siempre es un poco groupie, después de todo.