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Por Juan Terranova. Domingo. Afuera hay sol y yo planeo pasar el domingo en casa, solo, leyendo. El sol entra por las ventanas. No necesito salir. Sol y silencio es una combinación muy placentera. Tanto la muerte como el Paraíso deben ser lugares que ofrecen ese tipo de equilibrio. Esa tranquilidad iluminada me hizo acordar que entre 1587 y 1588, Galileo Galilei dio dos breves conferencias ante la Academia Fiorentina sobre la forma, ubicación y el tamaño del Infierno. Había una disputa entre dos comentadores de la Comedia y la Academia lo contrata a Galileo, que era muy joven, tenía veinticuatro años, para que incline la discusión en favor del comentador fiorentino. Las conferencias de Galileo se encontraron recién a mediados del siglo XIX, ahí Galileo se dice geocéntrico, calcula la altura de Lucifer usando la regla de tres simple y describe los bordes de los círculos infernales. Pero lo que importa es que elige el Infierno, no todo el poema, ni el Paraíso, ni el Purgatorio. ¿Por qué? Pienso que hay algo de la presión de los discursos institucionales, de lo institucional.

El Paraíso como el folleto institucional de un Club Med en Brasil. No como el Club Med, porque todos sabemos que el Club Med, en su materialidad, nunca es un Paraíso. Puede tener momentos geniales, pero al realizarse, se trata de momentos. Después hay explotación, la violencia de clase que aparece en los detalles, hay intoxicaciones, hay neurosis, hay imposibilidades, hay fuera de temporada, hay nosotros ahí, nunca lejos del todo de nosotros mismos. Pero el folleto, sí, en el folleto no llueve nunca, siempre hay sol. La luz con la que Dante resuelve la descripción de los puros y de Dios. La luz de ese lugar plácido donde no hay problemas. Y el Infierno, por su parte, tiene que ver con la obscenidad y con el castigo, pero sobre todo con los castigados. El Infierno es, de hecho, un lugar policial y judicial, con la burocracia, con el ruido. En el Infierno tenemos a los ladrones, a los corruptos, a los traidores, a los sodomitas. O sea, es un lugar más interesante para pasear, para recorrer, como un zoológico, como una cárcel. Club Med al final sería una especie de Purgatorio. Si me pidieran medidas de la Comedia, creo que las Purgatorio serían las más interesantes de calcular. Hace unos días, pensé en el Purgatorio como una larga, larguísima mesa de intelectuales hablando sobre temas que no le interesan al purgado.

Martes. Entrégale tus ídolos intelectuales a una mujer hermosa y te devolverá cenizas.

Miércoles. Cada vez que voy de madrugada al Hospital Italiano vuelvo pensando en Hegel y en la imposible hegeleanización de Buenos Aires. La humedad y la paranoia llevan al porteño a confiar antes y siempre en Nietzsche. Ese Nietzsche pop que tan mal nos hizo, ese folletín de las emociones... Dados a la fantasía de ebriedad y coito frente la simple seguidilla tesis/antítesis/síntesis, el porteño de clase media siempre optará por el desmadre. Al mismo tiempo intentar torcer el destino de los pueblos resulta peligroso. Muss quiso que Italia fuera Alemania y terminó colgado de un farol. Y al mismo tiempo cómo no sentir que uno es, ahora mismo, demasiado joven para Hegel pero también demasiado viejo para el rock and roll.

Miércoles, más tarde. Releí La gallina degollada para una clase y ahora releo Pequeños propietarios de Arlt. Hay una contundida. Quiroga los condena por la sangre, Arlt se ríe de sus obsesiones. Ambos cuentos me parecen útiles. En la clase, voy a preguntar cómo sería La gallina degollada escrita desde la corrección política. Los mongos salvarían a la nena del padre golpeador y abusador, de ser posibles travestidos.

Jueves. “La gente se asustará porque mi música representa la felicidad” dijo Sun Ra en 1965. Hoy jueves 22 de mayo se cumplen cien años de su nacimiento. Su "The Night of the Purple Moon" para mí cuenta la historia de un tipo resignado que se conmueve todavía con el talento y la deformidad. Más tarde encuentro una entrevista al escritor y musicólogo alemán Hartmut Geerken que conoció a Sun Ra en Egipto, donde trabajaba como lector del Instituto Goethe: “Cuando me acuerdo de Sunny en privado, lo veo que un ser humano con un extraordinario sentido del humor. La imagen pública que proyectaba a veces era diferente. Tengo grabaciones privadas de conversaciones con Sunny en las que se arranca a reír. Nunca escondía su ironía, sino que la mostraba de forma abierta y honesta. Nunca se cansaba de retorcer el lenguaje y jugar con las palabras. Ésto se puede ver en sus poemas. Sun Ra no era un cínico, más bien acabó resignado al destino de nuestro planeTa, al estado de decaimiento del mundo actual. En un tema del disco Discipline 27, toda la Arkestra se ríe a carcajadas durante 5 minutos de la pregunta "¿Es ésto vida?". Así, la base del carácter de Sunny me parece una creativa mezcla de resignación y humor, es decir, que él siempre tenía un distanciamiento ácrata hacia las cosas de las que está hecho lo que se llama el mundo real.”

Jueves, más tarde. Antes de irme a dormir siempre intento leer algo que me devuelva a la década del 50.

Viernes. Soñé que me reencontraba con un amigo de la secundaria, un rugbier simpático y amable que había estudiado física y había terminado trabajando en una planta nuclear. Nos veíamos ahí y mientras tomábamos un café en el bar de la planta, me explicaba que su hijo lo cargaba todo el tiempo diciéndole: "estoy seco, estoy seco" porque no tenía restos de radiación. A veces él sentía que se resentía por eso. Como si quisiera recibir un poco de lo que hacía su padre. Era una situación ambigua. Después yo lo acompañaba a un lugar donde se ponía una pechera de plomo y un casco y nos despedíamos porque se iba a trabajar.

Viernes, más tarde. Busqued escribe en Twiter: “cualquier emprendimiento vinculado a la necrofilia tiene altas chances de prosperar.” Es una frase que, como se suele decir, funciona en muchos niveles. A veces pensaba que era en la Argentina, pero la verdades es que en todas las naciones del mundo se comen de una u otra forma a los muertos.

Sábado. Un héroe chino atrapa pibe volador chino bajo lluvia china. El video que cita Clarín muestra a un chino esperando la caída de un niño. El hombre mira para arriba, estira los brazos, espera un poco más, sus facciones se contraen. Cae el niño finalmente y él lo ataja. Esa es la noticia. Luego de ver el video me acordé cuando en la cátedra en la que trabajé en la UBA me decían que había que dedicarle seis meses a un paper de seis páginas. ¿Es esto vida?