Por Juan Terranova. Lunes. En dos sentadas leí Informe sobre Moscú de José Sbarra, editado por Palabras Amarillas, seguido de Los pterodáctilos. Informe sobre Moscú narra el viaje de Sbarra a la URSS en 1990. La idea era que allá se filmara su libro Marc, la sucia rata. Así que una vez en Rusia, Sbarra trabaja en el guión, hace vida intelectual, fornica con su traductor, se droga y sobre todo, como contrapeso de la experiencia y el largo viaje, añora a un novio que dejó en Buenos Aires. Cuando vuelve, la URSS cae, el proyecto de la película desaparece y se confirma la disolución del amor. El paralelismo resulta intenso, sentido, un documento de época. Luego, Los pterodáctilos es un poema en prosa, una larga metáfora de las relaciones rotas y la fidelidad. Leídos así, primero el diario de viaje y luego el poema, los dinosaurios que mueren sellan el final de un amor y también del siglo XX. El libro tiene cincuenta páginas. Me hubiera gustado que tuviera quinientas.
Martes. Disfruto cuando el pelado canta "It was the blind leading the blind."
Miércoles. En Facebook encuentro una foto de Borges con una panera plateada en la cabeza. Puse en Twitter: “La libertad está en el ridículo.” Después también lo puse en Facebook, me contestaron con la frase de Perón, agregué que Perón se equivocaba, que al ridículo se va y se vuelve, y enseguida puse que la libertad está muy sobreestimada.
Jueves. El héroe equivocado que sigue peleando.
Jueves, más tarde. El dólar subió un poco y la estantería ontológica de la Argentina se movió. Terrible sacudón, en realidad. Me la pasé leyendo noticias sobre el próximo Apocalipsis.
Viernes. Con un pase de magia, el gobierno desinfló la paranoia colectiva del dólar. Habrá dólares para todos. ¿Cómo? Dios lo sabe. Luego, inventé un personaje. Se llama el Mago Masacre. Es el mago que hace aparecer una paloma de la nada, sin sombrero, sin trucos y después la acuchilla adelante de los niños. Es un personaje malo pero de los queribles, de los indispensables. Esa ambigüedad.
Viernes, más tarde. “Dos hoteles en Las Vegas se convertirán en los primeros casinos en aceptar la moneda digital Bitcoin, una divisa electrónica sin el control de un banco central ni país de origen.” Lo leí en La Nación. Lo digital se vuelve parte de la base pérfida del capitalismo. Es el primer paso. La división digital versus real se va cayendo de a poco, vencida por la propia fuerza dinámica de la economía, no solo la productiva, sino también la libidinal. Más tarde, leo en La Nación una entrevista al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Un textual: “Tengo una enorme autoestima y como estoy convencido de lo que pienso, creo que si me reúno con el otro lo voy a sumar a la causa.” Un gobernador lanzado a la carrera presidencial que, entre tanta falsa humildad, se anima a decir “Tengo una enorme autoestima” a mí ya me convence.
Viernes, medianoche. Escribiéndome con Mavrakis recordé la frase de Zama. Esa frase del principio, que parece una frase más y, sin embargo, es muy útil y contemporánea y lírica. "Ahí estábamos, por irnos y no." Zama, una novela dedicada “a las víctimas de la espera.” Ahí estábamos, por irnos y no.