en la muela

Por Juan Terranova. Lunes. Leo el principio de Amours de Paul Leauteaud: “J’ai aimé pour la première fois en 1888. C’était dans la fin de l’année, et à Courbevoie. Depuis quelque temps, un an environ, je travaillais à Paris, prenant letrain chaque matin, et ne rentrant que le soir pour le dîner. Je commençais à être un jeune homme.” Mi traducción: “Amé por primera vez en 1888. Fue a fin de año y a Courbevoie. Después durante algún tiempo, cerca de un año, trabajé en París, saliendo cada mañana y no volviendo hasta la noche para cenar. Así comencé a ser un adulto.” Es un excelente principio. Simple, directo, verdadero, sensible, convocante.

 


Lunes, más tarde. Un cita de Enrique De Gandía, estudio preliminar al tomo 3° de las "Memorias del Gral. Tomás de Iriarte, 1945: “La guerra contra el indio fue, en síntesis, el resultado de una necesidad histórica, social, económica y cultural que el ejercito fue cumpliendo, lentamente, a medida que aumentó la expansión de nuestra Patria. No debemos lamentarnos de esta lucha que que nadie puede borrar ni tergiversar. Ahora está de moda proteger los pobres restos de algunas tribus indígenas. La humanidad así lo impone y debemos unirnos en este esfuerzo sublime. Pero es preciso también no olvidar una verdad: el indio enemigo de los argentinos, contra el cual combatimos cerca de cuatro siglos, jamás contribuyó en nada al engrandecimiento de la Argentina. Era el dueño de unas tierras hostiles que los argentinos, es decir, los extranjeros y los hijos de extranjeros, conquistamos con nuestra sangre y nuestro trabajo. El pueblo conquistador convertido en ejército, logró esta victoria que desde entonces sirve de base a la grande Argentina.”

Martes. Compré por Mercado Libre La vida sexual en la Unión soviética de Mijail Stern. Lo fui a buscar a la calle Culpina, muy cerca de Rivadavia, en Flores. Una librería de barrio. Pocas novedades, mucho para revolver. Bibliotecas de la década del 80 desarmadas y volviéndose a armar. Había una estante con viejos libros sobre la coyuntura política. Me los habría comprado
a todos, con interés, con morbo, con pena por ellos y lástima por mí mismo.

Miércoles. Leyendo una vez más el Borges de Bioy. A Borges lo leímos todos, pero no todos leímos lo mismo. 

Miércoles más tarde. “El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee” dijo Umberto Eco. ¿Por qué será, don Umberto ? En la escuela no pueden avisarte que el hábito de la lectura, extremado, puede hacerte pobre. (“Hay que leer lo justo, alumno. Nunca un poco más.”) En la universidad, si elegiste una carrera en la que leés mucho a cambio de poco, ya es tarde. (Encerrado hasta altas horas de la noche, leyendo precioso libros que no le importan a nadie.)

Jueves. Estuve en el mar y ahora busco frases para ese surfista menor del Atlántico Sur que vive en mí. Jorge Chiesa me dijo una de una publicidad de los años ochentas: "Wainting for waves it is okey; most people spend their lives waiting for nothing." Y una que me gustó mucho extraída de la web: "There’s always another wave coming."

Jueves más tarde. Hay un silencio que solo se da en verano, con la ciudad vacía. Un silencio tamizado por el sonido de los aires acondicionados. Un silencio de calor en fin de semana. Es útil, confortable para leer.

Viernes.Virginia Ruano me hace estas preguntas para una entrevista: “¿Te parece necesario que el crítico literario dedique parte de su tiempo al análisis de primeras obras? ¿Puede una buena crítica/reseña, ya sea positiva o negativa, despertar tu interés por un libro que habías decidido no leer?” Contesto: “El desafío es llegar primero y decir algo interesante. Pienso al crítico como el lector que intenta ser contemporáneo de sí mismo. Lo demás queda para la nobleza del investigador, que en algún punto se le opone en sus funciones. Uno revuelve el presente, que es Internet, el otro revuelve bibliotecas ajenas. Desde luego, como decía mi tío Pepe, cada cual se jode como más le gusta.”

Viernes, más tarde. Hoy que el porno es global y materia de estudio y crítica y divulgación y muy muy rápido acceso, me reencuentro con el morbo en una publicidad de implantes dentales. Dios mío, el perno entra demasiado profundo en esa encía...