Por Juan Terranova. Lunes. Enero es viernes y sábado todo en uno. (Aunque diciembre podría ser viernes también.) Febrero se parece mucho a un domingo. A un franco. A un feriado que te dan de lástima. Pero lo queremos, desde luego. Es un pibe renguito que le pone onda y baila hasta el final. (No te enojes, febrero. Vos también sos verano. Pero enero es explosión y libertad y vos sos trinchera.) Febrero, entonces, es el mes que sirve para reencontrarse con una ex novia. Un mes donde te podés esconder y escapar pero marzo siempre te encuentra. (Marzo es la policía, definitivamente.) A medida que vas sumando años, febrero se va haciendo cada vez más corto. La banda de sonido que pega es Mi perro dinamita. (Sí, terrible.) Un amigo: "En febrero la juego callado, camino por la ciudad de noche, me hago el distraído, me tomo una cerveza, tranqui". Bien. “Algún día voy a salir y los voy a matar a todos” dijo Robledo Puch una vez. Es una gran frase. Seguro que la dijo en febrero. Un último punto: Enero dura 31 días y febrero trae el corso. ¿Quién da más?
Martes. La vida me transformó en un articulista. Ya en Zoo o cartas de no amor, Shklovski dice que la compilación de artículos es el género del futuro. Pero los editores de libros siguen pidiendo “obras”.
Martes, más tarde. Encuentro una clásica nota sobre qué leer en el verano. En unos meses me gustaría hacer una para leer en el invierno.
Miércoles. Me bajé mi cuenta completa de Twitter. Descubrí, lo había olvidado, que empecé a publicar en el 2008. Mi primera línea el 15 de octubre fue “Es como el arte del conurbano bonaerense. El espejo roto de una criada”. El segundo tuit intenta corregir el primero: “Aunque "criada" es una mala traducción. ¿Debería ser el espejo roto de una mucama?”. Parecía inspirado y contento escribiendo frases sueltas, acotadas, simples, directas, a mediados del 2008.
Jueves. Día de San Valentin. Escribí una nota, informativa, sobre la Fiestas Lupercales del Monte Palatino para la Revista Paco. Daniel Expósito escribió en Twitter: “El amor es cosa de pobres”.
Viernes. Leo en la web una frase suelta de Política Británica en el Río de la Plata, el libro de Scalabrini Ortiz: “Todo lo que nos rodea es falso e irreal, falsa la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos impusieron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen, irreales las libertades que los textos aseguran”. Desde luego, hay que leerla con el sesgo político del revisionismo. Sin embargo, el principio es bello más allá de la postura combativa de Scalabrini Ortiz. “Todo lo que nos rodea es falso e irreal.” Aunque falta un poco todavía, ya se puede decir que el final del verano trae ese sentimiento, esa sensación.