SOBRE LA POLÍTICA, LA ESCRITURA Y ALGUNAS OTRAS COSAS
Escritores en el cuarto oscuro

Alan PaulsDomingo Faustino SarmientoJorge AsísPor: Juan Terranova. Tengo en mis manos en este momento algunas de las boletas que el domingo pasado me traje a casa del cuarto oscuro. No lo hice en plan de sabotaje político ni en un acto de vandalismo anarco. Más bien es una pequeña expropiación, el ritual de un joven que creció en democracia, durante una década en la cual las ideologías –se decía– habían terminado. Un poco más tarde, el mismo domingo de las elecciones, bañadas por la luz de la televisión que va tirando los porcentajes provisorios, las boletas tuvieron otra fisonomía. No perdieron líbido, pero se transformaron, coagulándose en la historia. Del repertorio de impresos que se ofrecieron las pasadas elecciones, algunos nombres entre los candidatos me llamaron la atención, tanto como para dedicarles esta columna.

El infiltrado

Es de masivo conocimiento que el gobernador de Neuquén y candidato a presidente Jorge Omar Sobisch (lista 56) llevaba al escritor Jorge Asís como vice. Figura pública, autor de añejos best-sellers, ex-embajador en Europa, polvoriento –como él dice– ministro de cultura, Asís hizo de la movilidad social argentina una épica urbana y de la adjetivación estrafalaria, una escuela picaresca. Pese a los permanentes desplantes de su autor, la obra de Asís supo encontrar su lugar en la tumultuosa historia de la literatura argentina. Esto es innegable. Y aunque haya postergado un poco su siempre interesante artesanía novelística y hoy se dedique a la prosa política, desde ahí construyó ésta y otras candidaturas. Después de todo su lema, que se puede leer en el arrasador www.jorgeasisdigital.com, sigue siendo: “Mi distrito es la palabra, mi distrito es el lenguaje”.

El embajador 

Con un perfil más bajo que el de Jorge Asís, pero muchas más chances de triunfo, Abel Posse pasó casi desapercibido en estos últimos comicios. Se presentó, que no es poco, al cargo de primer senador por la Ciudad de Buenos Aires como candidato de la desvencijada UCR. Aunque es autor premiado y también prolífico novelista, el corte de Posse es muy diferente al de Asís. Conservador y eficiente diplomático de carrera, cuadro del diario La Nación en la carrera del prestigio, casi se podría decir que está en el otro extremo del espectro estético y político. ¿O me estoy equivocando y este Posse no es el autor de El viajero de Agartha, estremecedora novela de espionaje que se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial? No me equivoco, es él. Por allá atrás, una última llamada de atención: Pino Solanas fue un solapado candidato a presidente, pero se sabe que los cineastas se mueven más y son necesariamente menos misántropos que los escritores.

Personajes hay siempre

Hoy todos los políticos escriben –o consiguen quién les escriba en su nombre– pero eso no los posiciona como escritores. De allí que este sería el espacio ideal para marcar una diferencia entre el siglo XX –y este atisbo de siglo XXI– con el siglo XIX donde escribir y jugarse una ficha en la gestión comunitaria era prácticamente lo mismo. Los grandes narradores del XIX, Sarmiento, Mitre, Alberdi, son nombres de la política. Sin embargo, queda claro que, si bien no hay un matrimonio maravilloso, el divorcio entre las aspiraciones a un cargo de relevancia y la escritura de libros como ocupación sostenida está lejos de ser real. Por otra parte, personajes simpáticos y siniestros hay siempre. Toda elección por más homogénea que sea, presenta sus aristas y sus recovecos. Quizás el electorado se los pierda por desinformado y es una lástima. Ahí está Mussa, eterno candidato siempre perdedor, y el juez Cruciani que merecía un par de votos más por su frescura a la hora de encarar la campaña. No sigo porque cuando se empieza con las listas sábana se entra en una pesquisa de índole policial. La letra chica de los contratos se lee mucho más y es igual de tramposa que la letra chica de las boletas, lugar del verdadero folletín político argentino, lleno de actores de reparto y extras que también tiene biografía y seguramente publicaciones propias. 

Voto cantado 

Como siempre, no es que antes tanto y hoy tan poco. Queda demostrado: hay escritores en la política argentina. Y ya que estamos déjenme decirles que yo le daría mi voto con los ojos cerrados a un escritor serio-cool como Alan Pauls. Y también elegiría para legislar o dirigir a Ricardo Piglia, a Martín Prieto y a Daniel Link. Pero no votaría, por poner sólo algunos nombres, a Marcelo Cohen, ni a Vicente Battista, ni a David Viñas –que en algún momento fue candidato a algo–, ni a ningún poeta a secas. Uno aprende rápidamente, como Platón, a desconfiar de los poetas.

Lula y Coelho

Mientras busco cómo cerrar estos apuntes, veo en la televisión al presidente en funciones Ignacio Lula Da Silva recibiendo la copa del mundo de manos de los dirigentes de la FIFA. Brasil acaba de ser elegido sede para el mundial 2014. Al presidente, lo acompañan Dunga y Romario, y un poquito más a la izquierda de la pantalla, se ve al gran Paulo Coelho, que ya calienta su silla en la Academia Brasileña de Letras. Arriesgo, entonces, que todo evento político tiene su escriba. De ellos, de su habilidad para relacionarse con el poder, de su espesor público o de su carisma, y no de los funcionarios o candidatos que los eligen, los aceptan o los toleran, depende la felicidad de la unión o sus muchas veces llamativa inexistencia.

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