CAER Y TRANSFORMARSE/ 
Diario de lecturas 37

John Lee Hocker/Por: Juan Terranova. Lunes. "Did you read about the flood?” pregunta Johnn Lee Hocker en Tupelo. Y después agrega: “It happened long time ago, in a little country town, way back in Mississippi.”

Martes. "A veces, el primer deber de los hombres inteligentes es la reafirmación de lo obvio" dijo Georges Orwell una vez. Lo único obvio que veo en esa frase es un uso esquivo de la palabra “inteligentes” y un pensamiento de auto-afirmación al mismo tiempo cómodo y peligroso.

Miércoles. Leí el ensayo que Anzoátegui le dedica a Echeverría en Vidas de muertos. Me gusta la prosa que usa, sintética, sin demoras, casi epigramática. También me gusta como lo agrede. En su artículo, el poeta pasa de ser el “introductor del romanticismo en el Río de la Olata” a un aritocratizante poligrillo, un proto-intelectual afectado que no sabe, literalmente, por dónde suenan los tiros. Me convence esa imagen que es tendenciosa y, a la vez, un poco cierta y un poco desfigurada. Aunque lo consigna, Anzoátegui no dice nada de El matadero, obra impresionante que seguramente le gustaba mucho más a él que a su autor y a la cual no le concede, el comentador, ni siquiera un adjetivo ambiguo. (Por lo demás, el prolijo destripado al que somete la poesía de Echeverría es bastante justo.) Creo que la crítica al florido idealismo ingenuo de Echeverría habría ganado incluso más fuerza si Anzoátegui hubiera dicho “El Matadero es un obra maestra que nadie ni el autor sabe de dónde salió”. La cita de Rojas con la que cierra la viñeta vale la lectura de todo el asunto.
 
Miércoles, más tarde. Terminé Ecofascismo de Jorge Orduna. Lo compré hace unos años en una librería de saldos de Corrientes. No me gusta cómo está escrito pero tiene un punto argumental fuerte –muy poco trabajado en el periodismo y el ensayismo locales–. (Acá se da el fenómeno ya primitivo, ya ignorante, de intelectuales que siguen creyendo en la naturaleza y, como mucho, en gritar un par de veces sobre el valor absoluto de los recursos naturales.) Cuando Orduna une a las big greens, grandes y poderosas organizaciones ecologistas, con la geopolítica y las herramientas de presión colonialistas del norte sobre el sur, la paranoia se disuelve y aparece la argumentación. El tema es un tema, aunque no esté en la agenda de nadie. Sí, Ecofascimo podría haber sido un ejercicio de paranoia pero no, es un libro sobre política internacional.
 
Jueves. Alguien comenta de alguien: “intenta alargar la sombra de la dictadura todo lo posible para no tener que darle refresh a su agobiado cerebro progre”.
 
Viernes. Me acusan de escribir “chicanas rápidas contra los demás para reforzar la percepción/construcción "heroica" de mi imagen de escritor”. ¿Quién no lo hace? ¿Qué otra cosa es la literatura universal? ¿Y dónde lo hacen? Justo en las redes sociales del narcisismo. La acusación ocurre porque celebro que editores y escritores compartan libros en la web. Todavía hay muchos intereses creados alrededor de este tema. Los iremos viendo caer y transformarse.
 
Viernes, más tarde. Según Antonio Ramirez, director de la legendaria librería española La central, las librerías del futuro deben parecerse cada vez más a las librerías del presente y no dejar de apostar nunca al libro de papel. Ramirez termina su nota así: "Decimos que la estrategia para la librería que viene debe apoyarse sobre la condición material del libro de papel; pero esto no significa que preveamos un futuro diáfano". Aunque Ramírez se expresa con la seguridad y la elegancia de la gente acaudalada, su artículo, muy bien escrito, es pésimo. No tiene una sola idea buena de lo que deben ser hoy una librería, y mucho menos cómo debería ser mañana. En su inutilidad predictiva se cifra la muerte de su proyecto. La librería del futuro próximo, la librería de hoy, va a subsistir en la medida en que se especialice y construya una buena base de clientes para los cuales herramientas como Facebook y las redes sociales son indispensables. El libro no va a desaparecer, se va a reducir, se va a atomizar, pero va a seguir ahí porque tiene mucha resistencia. Es una máquina perfeccionada y acerada a lo largo del tiempo. Falta para verlo desaparecer tanto como falta desarrollo en nuestros dispositivos de lectura “recogida”. Sin embargo, constatar esto no implica que pesados pterodáctilos embalsamados vuelen sobre la cabeza de los libreros como Ramirez.
 
Sábado. ¿Leíste sobre la inundación? El amor también nos embrutece.

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