Martes. Un amigo me reenvía algunas declaraciones sobre libros digitales. De ellas y de mi experiencia diaria deduzco que la “situación Kindle” es bastante especial. Los que lo tienen descubren un mundo nuevo de acceso a la lectura, consiguiendo leer libros antes vedados por miles de factores que van desde el dinero hasta la inexistencia. Por otro lado, los que no lo tienen, hacen un montón de suposiciones bobas con una sospecha final, la desconfianza sobre la posibilidad de que realmemte se pueda leer digital. Y sí, se puede. No tengo el fetiche de la tecnología, pero padezco el de la lectura. Y el Kindle en ese sentido es un gran artefacto. Digamos que por ahora sus usuarios son una breve secta en expansión.

Miércoles. Preparé una clase sobre el género terror y usé La caída de la casa Usher de Poe y Tripas de Palahniuk. En ambos aparece el incesto, la reclusión, la soledad, la desesperación y el miedo. Ambos relatos son decididamente retentivos y anales. Se diferencian en el estilo. Dos estilos muy trabajados. Uno, del siglo XIX y otro del siglo XXI. La clase salió bien. Podría haber hecho alguna también alusión a El nadador de Cheever. El agua como algo amenazante, ominoso, destructor, al contrario de mi vida, donde funcionó siempre como un refugio.

Jueves. No pido que el progresismo revise y examine sus lugares comunes, no pido que los trascienda y los abandone. Pero cada tanto podría, con los mismos materiales, elaborar otros. Pocas cosas más desagradables que un falso progresista, y de alguna forma todos los progresistas son falsos.

Viernes. Según algunos diarios norteamericanos un joven taiwanés murió en un cibercafé de su país mientras jugaba un juego en red. Esto solo sería poca cosa. Jugadores obsesivos y adictos mueren todo el tiempo en esos ya míticos lugares de oriente. Pero hay un detalle que hace a la historia más atractiva. Su cadaver fue descubierto nueve horas después. Tanto en Oriente como en Occidente es demasiado tiempo para pasar muerto frente a una pantalla.

Sábado. Aunque trágica, es difícil no leer con ironía la noticia titulada: “Fallece al dar a luz en casa la pionera de la defensa de los partos en el hogar”.  ¿El perseguidor perseguido, el animal que se come la cola? La nota empieza “Las mejores intenciones pueden volverse en contra de sus valedores y enfrentarlos a un destino fatal”. Es difícil contradecir esta frase. Otra noticia a la que llego por facebook titula: “Intentó violar a un mapache y le devoró el pene” Y el copete aclara: “Un ruso, de 44 años, pasaba el fin de semana con sus amigos, y al emborracharse le pareció divertido abusar de un mapache que le terminó mordiendo el pene”. Es una variante del hombre que muerde al perro y es noticia. La nota dice que el ruso se llama Alexander Kirilov, o sea es casi un homónimo del ingeniero revolucionario y suicida de Los demonios de Dostoievski. Probablemente se trate de una broma. Aunque desde luego también podría tratarse de un sutil coincidencia.

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