EN EL PAPEL Y EN LA WEB
¿Por qué ADN no está funcionando?

ADNcultura.comPor: Juan Terranova. Acabo de releer por tercera vez la última columna que Noriega hizo para este medio. Me gustó especialmente por muchos motivos: el principal, que señala desidia. Luego, me hago una pregunta: ¿Por qué ADN no está funcionando? Después de tres ediciones quizás suene un poco apresurado sacar conclusiones. Sin embargo, hubo una explosión que no se dio y eso alcanza para reforzar las muchas críticas automáticas que el campo intelectual argentino -siempre un poco resentido, siempre un poco lúcido, pero sobre todo refractario a los entusiasmos- hace circular frente a cualquier emprendimiento de esta envergadura.

Evitemos el tema de la revista en papel, a la que, con saña y certeza, el turco Asís denomina “ADÑ”. Obviemos la calidad de contenidos, las firmas y los géneros. Vamos a lo que para mí cuenta, hablemos de la web. ¿Qué prometía http://adncultura.lanacion.com.ar/ ? Con esa herramienta para hacer circular información, para generar riqueza simbólica y material, ¿cómo no entusiasmarse? Sobre todo, teniendo en cuenta que del otro lado está la miseria de Clarín con su emblema: “Los siguientes títulos son exclusivos de la edición impresa de revista Ñ”. La situación estaba, entonces, para salir a comerse la cancha. En su lugar, hay timidez y contención, incluso pacatería. “No todo lo que toca la web es oro”, decía un empleador que tuve durante la burbuja digital a fines de los 90. Y ahí vamos.

La actualización de ADN es muy pobre. No alcanza una vez por día, una vez cada doce horas. El nivel de actualización debería ser constante y con firmas. ¿Estoy pidiendo algo descabellado? ¿Por qué no armar una línea de blogs como tiene Clarín y aflojarles la soga para que hagan vivir el sitio? ¿Es eso tan complicado de articular? ¿O es que mi 486 no está reseteando bien? Subestimar las burocracias de la prensa es habitual y, sin embargo, como dijo el General, la única verdad es la realidad. ADN no actualiza lo que tendría que actualizar. Se queda. Se clava. Punto.

Esta falta de trabajo se ve claramente en las secciones fijas -ubicadas arriba a la derecha-, aspirantes a la intervención rápida. La sección que no se decide a llamarse “Polémica en los blogs” o “Qué pasa en los blogs” es un claro ejemplo de esta inmovilidad. Primero que nada, tendría que ir firmada. Segundo y esencial, tiene que perder su distancia y acartonamiento. Y fundamental: es imposible que una sección así cobre vida con una –una sola–  actualización por semana: es como enfrentar un mosquito victoriano educado en las normas de la etiqueta francesa con un sangriento búfalo mecánico y paranóico. 

Me imagino “Qué pasa en los blogs” como un verdadero lazo entre la esencia cimarrona del posteo y el medio legal cuyo aporte consiste, en todo caso, en destilar, elegir y hurgar en las zonas pantanosas pero fértiles de la web. No obstante, las fantasías, regla tácita del periodismo, por lo general juegan en contra.

(Hay una hipótesis dando vueltas. Los nombres que trascienden desde la redacción de la revista y el sitio son los correctos. A ADN no le faltan editores con experiencia  y talento. Los anónimos redactores en todo caso son malos, como mucho intrascendentes. ¿Mucho cacique y poco indio?)

La pregunta original, entonces, ahora se reformula. No se trata de tener o no expectativas, se trata de saber si ADN logrará poner a funcionar su web. Hace poco dije que el suplemento de La Nación podía ser un centro canónico en tensión con el mundo. Por supuesto, todavía está a tiempo de lograrlo. Pero necesita aprovechar mejor los espacios de los que dispone.

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