ENSAYO Y ERROR EN LA RULETA LITERARIA |
Del blog al libro: un viaje experimental |
Por: Juan Terranova. Alan Pauls, quizás el mejor lector de diarios íntimos de la Argentina y, por mucho, el mejor novelista de su generación, publicó hace poco un breve artículo titulado Sexies bloggirls y sus atrevidos blooks. El neologísmo “blooks” –que usa para designar los libros que surgen de la escritura de blogs– es ingenioso. La elegante prosa de Pauls también está ahí. Sin embargo, estas breves reflexiones sobre un corpus compuesto por libros en su mayoría malos, me produce cierta incomodidad. |
Libros malos
Para empezar, hay que decir que lejos del éxito que señala Pauls, El dulce veneno del escorpión de Bruna Surfitinha es aburrido, está plagado de lugares comunes presentados como iluminaciones y encima es moralista; el de Melissa P., apenas un poco más exitoso, es serio, aburrido y para nada sensual. (Por otra parte, Mellisa P. no tiene relación con los blogs, por lo que no entraría en este corpus.)
Sobre Buena Leche sólo cabe una cosa que decir: el pionero blog de Lola Copacabana era excelente y el libro no. Por otra parte, lo de Cielo Latini es tan complejo y melodramático, con anorexia, seducción de muerte e intentos de suicidio incluidos, que se necesitaría una investigación de meses para argumentar algo que se desprende de su lectura apurada: el aburrimiento. (Cielo Latini es una chica para conocer en una fiesta en un departamento de Palermo Chico a las tres de la mañana, la escritura de sus traumas no resulta tan seductora.)
El de Alan Pauls no es un mal artículo. Pero hay algo demasiado suave, incluso chirle, en su escritura, algo que parece dañar al escritor mientras avanza en su argumentación, una idea de exterioridad. Más allá de algunas definiciones elegantes cuyas síntesis y descripción es admirable -la blogosfera es presentada como “esa extraña Feria Universal de la Persona Común y Corriente”- ciertas marcas sugieren que a Pauls no le gustan o no le interesan los blogs y los transita a desgano. Sin embargo, las preguntas que se hace -¿Por qué lo que vive en una pantalla debería morir en un libro? ¿Se gana algo con la transferencia del blog al blook?- aparecen como válidas.
Del blog al libro
Teniendo en cuenta esto, las conclusiones a las que llega son raras y apuradas: “La respuesta es obvia sólo para los editores, que son básicamente quienes urdieron el (trans)género. El blog no es sólo un libro en potencia; es un libro + un público; un libro leído, comentado, plebiscitado, que obtura cualquier incertidumbre o riesgo con las evidencias (cantidad de visitas, posts, comentarios, rebotes en la red, etc.) de lo que ya ha sido testeado.”
Todo esto puede ser verdad pero, ¿cómo se explica entonces que Buena leche haya vendido tan pocos ejemplares y esté más cerca del fiasco que del best-seller? En este caso “blog exitoso en un libro + gran aparato de marketing” resolvió en poco y nada. Volcar en un centenar de páginas de papel lo que se leyó día a día en el monitor sin mediaciones no resultó una buena idea. La respuesta no es tan obvia, entonces, ni siquiera para los editores.
Del libro al blog
“Para la experiencia blog, en cambio -sigue Pauls-, me temo que la transubstanciación libresca quizá no valga tanto la pena. Porque todo blog que se precie, se alimenta y respira en el contexto promiscuo de Internet y es siempre la combinación de un registro (el factor literario) y un tiempo real (el factor performático), la alquimia de una escritura íntima, personal, y ese presente único, bastante enigmático, en el que se exhibe y se ofrece a la lectura. En la medida en que suprime el contexto salvaje de la red y el tiempo real, ¿qué es un libro derivado de un blog sino una manufactura trivial, el merchandising anacrónico de un hit que vive rozagante y pleno en otra dimensión de la vida?”
Esta idea es mucho más sólida que la anterior. Se trata, sin duda, del mejor párrafo del artículo. Pero , al mismo tiempo, tenemos una excelente novela como Montserrat de Daniel Link, que, publicada por la editorial Mansalva, nace prácticamente de un blog, viaja para terminar de redondearse en el libro y viene a desmentir, aunque más no sea un poco, estas ideas.
Quizás el gran aporte de los blogs sea el efecto descontracturante que ejercen sobre el lenguaje narrativo. Un post no es una novela, pero bien puede albergar el estilo para escribirla. Los blogs, verdadero resurgimiento de la literatura experimental, son laboratorios del lenguaje que, avanzando a base de ensayo y error, operan modificaciones escriturales destinadas a marcar una época. En la ruleta literaria -que hace algunos años vio como una parodia se convertía en la primera novela moderna- me juego un par de fichas todavía tímidas pero seguras al blog.
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