ESE MOMENTO DE LA HISTORIA ARGENTINA
Sobre la vuelta de la democracia

1983 Imágenes del regresoPor: Juan Terranova. La anécdota de comité, mucho tiempo guardada, dice que cuando se conocieron los resultados de las elecciones, Freddy Storani pidió hablar con Alfonsín y en vez de felicitarlo le dijo con una verdadera aliteración política: “Cagaste, papá, ganaste”. ¿La UCR estaba preparada para ser, apenas, una excelente oposición? Eterna Cadencia Editora, acaba de lanzar 1983, Imágenes del regreso, una serie de fotos tomadas por Dani Yako durante el año en que volvió la democracia. Son imágenes que van del fotoperiodismo al virtuosismo y de la evocación a la nostalgia, sin perder en ningún momento una expresividad y una calidad admirables.

Boinas blancas

El féretro de Illia entrando al Congreso, el público de un recital de Mercedes Sosa, las siluetas y las denuncias, pero también, recursivamente, los protagonistas involuntarios de las inundaciones, gente resistiendo desalojos, la vida doméstica. Hay una cronología en el libro que parece frágil y que resulta muy resistente. Una cronología que narra con mucha precisión ese año, pero también los años pasados. La última foto de la serie es impresionante. Una muchedumbre festeja en las escalinatas de la Casa Rosada la vuelta de la democracia. La mirada perdida de un granadero en primer plano contrasta con una bandera ilegible, fuera de foco. La escena del cierre de campaña de la UCR en Plaza de Mayo con dos hombres en sillas de ruedas, arengando a la masa, también impacta. Uno tiene una boina blanca. ¿Por qué resultan tan conmovedoras, tan chocantes, tan movilizadotas esas imágenes? Los textos elegidos para acompañarlas, por otra parte, me dicen poco. Los nombres, por supuesto, suenan: Martín Caparrós, Estela de Carlotto, Jorge Lanata, Beatriz Sarlo, y el mismo Raúl Alfonsín. Pero sus palabras resultan demasiado formales, poco plásticas, quedan sumergidas y doblegadas por las imágenes.

Contradicciones y atractivo

La presentación y selección de las fotos es muy sugerente y la edición es cuidada, pero 1983 definitivamente no es un libro de tapas duras para la mesa del café del doctor o el despacho del diputado. Es evidente que no quiere caer en el lujo celebratorio, en el producto de elite, caro, para pocos, y en este sentido es parco; pero, al mismo tiempo se niega a perder calidad, a proletarizarse, quiere dar lo mejor de sí, ser eficiente y correcto. Quizás la relación con el gobierno de Raúl Alfonsín sea forzada, pero es posible pensar que esas mismas contradicciones se padecieron en los ´80. Esto, por supuesto, no va en detrimento del estudio –muy necesario– de ese momento de la historia argentina que ya no es “tan reciente”, y mucho menos desluce el atractivo del trabajo de Yako, tenso y sutilmente revelador.

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