 Por: Juan Terranova. La semana pasada aterricé, por cuestiones de estricto trabajo, en el aeropuerto de Barajas. Crucé el mar encapsulado en una nave nueva de Air Comet que a la décima hora de vuelo se había transformado en una bola de electricidad. Era de madrugada, las adunas parecían más blandas que de costumbre y después de sacarme los zapatos y el cinturón en el control anti-terrorista, verifiqué que en las zonas de fumadores se hablaba, entre ceniza, botellas vacías, jet-lag y miradas torvas, de los recientes escándalos en el Real Madrid. (El Barcelona tiene un par de puntos más, pero los madridistas no pierden esperanza y hacen bien.) Al taxista que nos llevó hasta el señorial y pulcro Hotel Regente, carlista y defensor de la lógica patriótica del PP, lo que le preocupaba eran los gitanos y las nuevas-viejas leyes anti-inmigración. Y cuando ya me estaba empezando a preguntar si el tema de la crisis no había sido producto de una ficción tercer mundista digitada por agencias de información y de inteligencia, mientras buscaba un locutorio paquistaní para calmar la ansiedad, vi en la vidriera de la FNAC una larga serie de manuales graciosos que pregonaban cómo surcar la joda financiera globalizada sin morir en el intento. Sí, señores, la crisis en España llegó primero en forma de libro.
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