ale sergi y john mayer

Por Cicco. Ahora que Ale Sergi de Miranda saltó de la sección musical a las páginas de chimentos como conejito de pascua en celo. Ahora que se lo ve chocho con la vedette Andrea Rincón en pleno verano en Carlos Paz, donde de tanto sentirse conejito los vecinos le presentaron una demanda por ruidos molestos. Ahora que a Sergi se le sumó su ex, una bailarina mamá de su hijo, amenazando con publicar un video casero hot con el músico. Es momento de decirlo: Tranquilo, Ale, hay un músico que sorteó todo eso y es uno de los grandes artistas del momento. Su nombre John Mayer, un galán que no dejó títere con cabeza.

De 2006 a 2007, Mayer salió con la réplica de Barbie, la cantante Jessica Simpson a quien todo el mundo compara con Britney Spears. “Ella era como cocaína para mí”, dijo John. Salió unos meses con la actriz Minka Kelly, una de las infartantes Ángeles de Charlie. Estuvo con la estrella juvenil Taylor Swift –más de diez años de diferencia-, quien luego le dedicó un tema donde lo juraba que no quería ser más “juguete de tus juegos oscuros y retorcidos”, y se separó en lo que canta un gallo y también anduvo con la actriz de “Sé lo que hicieron el verano pasado”, Jennifer Love Hewitt, uno de sus primeros romances en las revistas de chimentos.

Su novia más estelar fue, sin dudas, Jennifer Aniston con quien estuvo del 2008 al 2009. “La ruptura”, dijo él, “fue uno de los peores momentos de mi vida”. Hasta se dijo que le dedicó a la separación una balada de su último disco “Shadow days”.

Y Mayer tuvo un último romance con la cantante Kate Perry aunque, a juzgar por algunas fotos, aún lo tiene. Ahora bien, expuesto todo este recuento de su vida amorosa, hay que apresurarse a decirlo: Mayer demostró que se puede sobrevivir a las páginas de chimentos sin perder su genio.

John hizo declaraciones comprometedoras como jurar que tiene “un pene supremo”, se burló de los negros y dijo que una de sus novias era como “napalm sexual”. “Fue tachado de misógino, racista, narcisista y, no por primera vez, un idiota”, lo describió la Rolling Stone. "Yo tenía una adicción sobre la opinión que tenía la gente sobre mí. Cuando alguien dice, “no me gusta ese tipo”, me gusta sentarme y hablar con él, y asegurarme de que no me está entendiendo mal, y a veces se puede salvar. Por lo tanto, sólo tiene sentido que me volvería ampliar hasta un millón, y en cuanto me lo devolverían a la par, empecé a hacer grandes apuestas de nuevo. Lo que no sabía era que una de las mejores cosas que puedes hacer es alejarse. He llegado a algo que me gustaría saber desde hace mucho tiempo, y es que tengo que dejar que la gente no me respete”. Para colmo de males, le salió un granuloma en la garganta, tuvieron que hacerle cirugía y darle botox en las cuerdas vocales. Botox, sí.

Pero como todo artista con mayúsculas, Mayer se repuso.Y con un disco. Si no lo escuchó aún está a tiempo: “Born and raised” está considerado uno de los más sobresalientes del 2012, y uno de mis favoritos. El álbum es el fruto de alguien que pasó por el fuego. Es folk, es sinfónico, hay sangre sudor y lágrimas en cada canción. Mayer toca la guitarra como los viejos bluseros, y es un cantante herido, su voz tiene el humo del bar, y sus temas son como un pájaro asestado por una piedra que vuelve a levantar vuelo. Me salió medio apícola la comparación, lo siento mucho.

Mayer es el cantante con mejor presente y futuro del mercado. Y eso es porque tuvo un pasado que supo decirle adiós. Tal vez, Ale Sergi haga un lindo disco cuando deje a la vedette atrás y haya apagado el incendio mediático. Tal vez, insistimos, eso deje su carrera artística a punto caramelo.

Y para cerrar, una frase de John, como moraleja del asunto: “No me importaría ser olvidado en estos momentos. Y para ser honesto… Creo que sería genial”. Cómo lo queremos.