SOBRE MARK OLIVER EVERETT, E
Clima de redención

EPor: Alejandro Lingenti. Sólo alguien con una imaginación frondosa y una vida intensa puede producir tanto. La máquina de escribir canciones de Mark Oliver Everett -conocido artísticamente como, simplemente, E- viene funcionando a pleno en los últimos años, y así como no hay dudas de que su talento para la creación es singular, también es lógico que alguien que haya pasado por las experiencias vitales que viene atravesando este cantautor afincado hoy en Los Ángeles tenga mucho para contarnos. En sus 47 años, E enfrentó el drama de una hermana depresiva, drogadicta y suicida, la muerte de una madre que adoraba luego de que le descubrieran un tumor inoperable, la frialdad de un padre científico y militar al que, cuando tenía apenas 19 años, intentó resucitar en vano en el living de su casa, donde murió de un paro cardíaco, la muerte de una prima muy querida, azafata en el avión que se estrelló contra el Pentágono en aquel septiembre de 2001 fatídico... Da un poco impresión seguir, pero vayamos con un apunte más: esa prima que era también una amiga le había mandado a E, ese mismo día, una postal electrónica que decía "La vida es maravillosa". En fin... Con esta mochila a cuestas, E produjo al frente de los Eels, algo que alguna vez fue una banda y hoy es casi puramente un proyecto unipersonal, tres discos en sólo catorce meses. Y hablamos de fines de 2009 y lo que va de este año.

Antes, Eels editó otros siete discos, todos -eso es quizás lo más notable- con un nivel muy alto. Canciones por lo general confesionales, plagadas de humor negro y desesperación, blues de electroshock, como bien sintetiza el título de su segunda producción, de 1998, flirteos con Peter Buck, de R.E.M., invocaciones divinas... Hay de todo en la obra de este hombre que hoy luce una espesa barba y vive, vaya paradoja, en un apacible pero selecto barrio de estrellas del show bussiness llamado Los Feliz. Las particularidades de su carácter pueden rastrearse perfectamente en Cosas que los nietos deberían saber, la tragicómica autobiografía que E editó hace muy poco, que tiene traducción al español y fue prologada por un argentino residente en Barcelona, el escritor Rodrigo Fresán, gran fan del músico. "Una vez que te han adiestrado para ser especial no te sientes cómodo no siéndolo", asegura allí E, al tiempo que aclara que todo lo que narra es cierto y que "sólo han sido modificados los nombres y el color de pelo de algunas personas". Al mismo tiempo que aparecía el libro, llegaban Hombre Lobo. 12 Songs of Desire (2009), un disco sobre el deseo sexual y las frustraciones amorosas, el amargo End of Times (2010), típico disco de divorcio, y ahora Tomorrow Morning (2010), que sería "el de la recuperación". E sale a correr todas las mañanas por su barrio plagado de famosos, tiene nueva pareja y siente, lo ha declarado hace poco, que ha revivido. El primer disco de la trilogía es el más eléctrico, el segundo, el más reposado y acústico, y el más reciente descarta casi por completo las guitarras y se vale de un uso particular de la electrónica -con esos timbres y melodías propios de la música infantil, pero cargados de cierta perversión que ya son un clásico en su obra- para crear lo que E entiende como "un clima de redención". "No paso por períodos de bloqueo", dijo en una entrevista concedida para promocionar este Tomorrow Morning que desafortunadamente no tiene edición en Argentina. "Mi problema es el contrario, una continua hemorragia creativa". Que siga sangrando el hombre, nomás.  

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