AFICIÓN IMPARABLE CON LAS REDES SOCIALES/
Transforme su adicción en un trabajo honesto

REDES SOCIALES/Por: Adriana Amado. Hola, soy @adrianacatedraa y soy adicta al Twitter. Más que al Facebook, más que al mismo Blackberry que lo sostiene. Si el informe que vi es cierto, es porque mi cerebro  encontraría una recompensa al ver mis aforismos retuiteados; mis enlaces, compartidos; mis comentarios, festejados u objetados pero no ignorados. Hace un tiempo juré que no iba a abrir más ventanas, y acá estoy, con el reflejo pavloviano de cliquear ni bien aparece ese globito rojo que indica que los amigos/seguidores me tienen en cuenta (confieso que apenas si pude resistir a las invitaciones de Linkedinn, y eso, porque me suena trabajo y solo trabajo). Yo sabía que era como el chocolate, como las gaseosas, como los chizitos (@madreprimeriza1 me lo hizo ver clarito): una probadita y fiiiiiiiuuuuu…, por el tobogán de la adicción. Con estas sustancias juega a mi favor la balanza, que es un disuasivo feroz. Pero con las redes, desde que están en los dispositivos móviles y se pueden consultar mientras hacés bicicleta fija o caminás por el parque, ya no hay freno.

Por suerte, las redes sociales saben compensar que les esté dando los mejores años de mi vida y cada tanto me traen alguna información que inspira una nota para ganar el pan. Como el video de la Universidad de Navarra  que me explicó que mi problema no es Twitter, sino la dopamina. O mejor, la falta de mejor estímulo para promover en mis células la sustancia del bienestar,  lo que convierte a las redes en un buen sucedáneo. Comparado con las otras causas de adicción, estas no comprometen demasiado ni el bolsillo ni la sinapsis. Es cierto que nos roban algunas horas del día, pero  sincerémonos. No es que ahora, con internet, perdamos más tiempo. Desde que somos esto que somos, hemos perdido horas, días, años de la vida. En la sociedad en donde el tiempo es dinero llaman “Procastination”  a esa manía de dar vueltas haciendo lo que se quiere antes de hacer lo que se debe. Lo que pasa que las redes concentran toda la pérdida de tiempo en un solo espacio y parece más. Y como está a la vista de todos, nos da más culpa. Pero es solo eso.

Pero a no preocuparse, el espíritu del capitalismo puede hacer de la pérdida de tiempo algo rentable. Así que si Ud. tiene una afición imparable con las redes sociales, existe una ocupación digna acorde a su perfil. Yo, por ejemplo, me he convertido en comentarista de actualidades (versión ad honorem del opinador profesional a tiempo completo, con productora propia). Así que ya sabe, cibernauta argentino y, por qué no, latinoamericano, usted también puede convertirse en un digno trabajador digital si encuentra la función que demanda sus talentos naturales:

• Si Ud. es de los que no tiene seguidores y se pasa hora regodeándose en lo que los otros publican, sin animarse a compartirlo en su muro o a retuitearlo siquiera, y mucho menos en producir contenidos propios: Ud. es el mejor candidato para tuiteador público, encargado de monitorear sigilosamente lo que se publica por ahí o repetir consignas que otros escriben desde cuentas oficiales, formando parte de equipos ocultos en los fondos de alguna repartición estatal.

• Si Ud. es de esos que tienen opinión para todo, y  no dudan en cantarle cuatro tuits a @chavezcandanga, o mandarle una buena felpeada a @barackobama sin que le tiemble el mouse, no lo dude: Ud. tiene el carácter  necesario para ser un “Trol”, esos enmascarados que se dedican a hostigar a los navegantes de buena fe. Por estos tiempos también es un promisorio empleo público.

• Si Ud. es de los que le mandan recomendaciones a @rupertmurdoch con motivo de su reciente ingreso al mundo virtual o tiene la osadía de sugerirle a @GreenpeaceArg como podría viralizar mejor sus videos, bien puede aspirar a ser “Community Manager”. Hay mucha competencia, es cierto, pero la mayoría es inoperante, así que no pierda las esperanzas de conseguir vacante.

• Si en cambio Ud. es de los que en el Féisbuk  mantiene los niveles más altos de privacidad y no le permite comentarios ni siquiera a sus seres queridos. O en el Twitter solo acepta a los seguidores por recomendación certificada. O solo publica las fotos que lo favorecen manteniendo una lucha sin cuartel contra los etiquetadores compulsivos que lo muestran en trazas poco elegantes en el after-office,  Ud. da sobradas muestras de inaccesibilidad. Lo suyo es, indudablemente, la programación de sitios web municipales y/o ministeriales. 

• Si Ud. es de los que les corrigen las faltas de ortografía a @lachicasabrina, no capta el humor sutil del @coronelgonorrea o se escandaliza de los tuits de @drapignata, está claro que tiene bajos niveles de ironía en sangre. Puede postularse para moderador de comentarios en el sitio de @lanacioncom.

• Si Ud. es de los que no pueden resistirse a los videos caseros o a las fotos movidas tomadas con celular, y no puede evitar difundir todos los mails de cadenas que le llegan o los comentarios de procedencia dudosa, Ud. funcionaría muy bien como editor de un sitio de noticias 24 horas. No vaya a menos, y postúlese directamente para una señal nacional.

• Si Ud. es de los que no puede parar de poner “Me gusta” a todos sus conocidos y desconocidos porque supone que esperan de Ud. esas muestras de obsecuencia,  Ud. sería un excelente columnista para los medios oficialistas.

• Si Ud. es de los que tiene muchísimos seguidores, pero no sigue a nadie, porque lo único que importa lo que Ud. dice, abandone las redes y postúlese como funcionario público. Tiene todas las condiciones para llegar a los máximos cargos.

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