NUEVO LIBRO/ |
El viernes aparece El y Ella |
/Por Luis Majul. Ayer, el director editorial de Planeta me dio en la mano el primer ejemplar de El y Ella, la investigación que terminé de escribir el último 7 de junio, día del periodista, y que este viernes, si no pasa nada raro, debería estar en todas las librerías del país. Me lo entregó con emoción, me dio un fuerte abrazo y me explicó por qué creía que se trataba de un hecho excepcional, a pesar de que en la Argentina se publican libros todos los días. |
Cuando llegué a mi casa, durante la cena, sentí la necesidad de contarles a mis dos hijos lo que pasó antes y durante su elaboración, y lo que puede suceder a partir de ahora. Era lo menos que podía hacer. Durante los últimos meses, no les presté toda la atención que se merecían. Y muchas veces me notaron nervioso, angustiado y ansioso, más allá de lo soportable. El mayor tiene 18 y creo que lo comprendió desde el principio, porque estudia en la universidad pública, porque insiste en ir a ver a River a la popular y porque creció con la idea de que uno en la vida tiene que defender las cosas en las que cree, más allá de la conveniencia o el costo personal. La más chica está por cumplir 14, pero no tardó en darse cuenta de lo que puede venir. “Ya lo sé”, se adelantó. “Ahora te van a empezar a putear por televisión y van a empezar a decir cualquier cosa sobre vos porque no les gusta lo que escribiste en el libro.”
Les conté, de la forma más sencilla que pude:
-Que gente que trabaja en este gobierno había hecho todo lo posible para que este libro no se publicara.
-Que primero lo intentaron por las buenas, al pedirme de manera informal que no hiciera nada que pudiera ser considerado contrario al gobierno en el año en que Cristina Fernández será la candidata a Presidente otra vez.
-Que después el responsable de la AFIP ordenó a sus subordinados que me iniciaran una causa por evasión sin tener las pruebas, porque solo así podrían salir en público a desacreditarme y anular el eventual impacto que pudiera tener el libro en la imagen de la administración.
-Que al mismo tiempo decidieron dejar de distribuir publicidad oficial en todos los programas de la productora, como otra medida de censura indirecta, destinada a afectar la continuidad laboral de la gente que trabaja en La Cornisa.
-Que ahora, cuando se empiecen a conocer los datos contenidos en el libro, todo el enorme y millonario aparato de propaganda empezará a atacarme de manera personal, como le pasa, por ejemplo, a Jorge Lanata y a una decena de periodistas y medios que hacen denuncias y no trabajan para el gobierno.
Enseguida intenté tranquilizarlos. Les aclaré que había conseguido las evidencias para probar el apriete de la AFIP y que ya estaban en manos de un fiscal y de un juez. Que la productora es sólida y que no le debe un peso a nadie. Que el retiro de la publicidad oficial es una inmoralidad, pero que es mucho mejor hacer lo que uno debe que ganar mucha plata a cambio de silencio. Y que la reacción de los medios y periodistas oficiales y paraoficiales es algo triste, pero con lo que uno debe contar, porque esta es la peor época para hacer periodismo desde 1983, cuando volvió la democracia a la Argentina.
¿Qué se puede hacer?, me preguntaron. Nada, les dije. No se puede esperar que los lectores salgan a defender al autor en público porque así no funcionan las cosas. Tampoco se puede plantear el asunto como una guerra entre buenos y malos, porque investigar, escribir y publicar un libro periodístico no debería ser tomado como un acto de coraje, ni como un hecho excepcional.
“No te preocupes, papi. Nosotros te hacemos el aguante”, me dijo la más chiquita, experta en cambiar el tema de conversación. Enseguida empezó a hablar de asuntos mas divertidos.
Ah. Me olvidaba.
El y Ella cuenta la historia secreta de la muerte de Néstor Kirchner, la resurrección de Cristina Fernández, los nuevos negocios y el plan oculto para perpetuarse en el poder.
Todas las afirmaciones, denuncias y hechos relatados en El y Ella están confirmados y respaldados por fuentes y documentos, igual que sucedió con El Dueño.
Es decir: más allá de la locura temporaria de algunos alcahuetes y de las operaciones sucias de funcionarios que usan al Estado con fines políticos, no hay de qué preocuparse.
Esta tarde, además, y a pedido de la editorial, me encontraré con un grupo de libreros. Algunos de ellos ya me adelantaron que estarán muy atentos para detectar si vuelven a hacer compras masivas para evitar su lectura, como pasó con el anterior.
No creo que vuelvan a tropezar dos veces con la misma piedra.
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