ENTREVISTA A PABLO SIRVÉN
"La TV hoy es zafada, clonada y amarillista"

Pablo SirvénPor: Sebastián Di Domenica. En la actualidad es Secretario de Redacción del Diario La Nación y columnista del programa "Magdalena Ruiz Guiñazú" en Radio Continental. Es autor de varios libros como "Perón y los medios de comunicación" y "Quién te ha visto y quién TV". Un periodista con 32 años de carrera que ha pasado por las distintas posiciones de la profesión. Como especialista en espectáculos, se ha ocupado de analizar y criticar a la televisión argentina. En esta entrevista, habla del periodismo actual, de lo mejor y lo peor de la tele, del futuro de los diarios en papel y hasta de sus sueños como periodista a lo largo de los años: "Han mejorado con el paso del tiempo. ¿La razón?: comencé a trabajar en 1976."

1-Según su opinión, ¿Cuáles han  sido los mejores y los peores momentos de la televisión argentina? ¿Por qué?
 
Mejores momentos: 1) los primeros años de la primera etapa de la TV privada (1960-69) por el empuje de la producción local y la combinación de programas de entretenimiento y culturales. 2) los primeros meses tras la restauración democrática (1983-84) por la vocación de recuperar rápidamente las libertades perdidas durante la dictadura. 3) los primeros años de la segunda etapa de la TV privada (1990-95) por reestablecer las bases de una industria que estaba muy caída. Peores momentos: 1) La TV estatal del peronismo y de los militares (1974-83) por la involución que significó en sus contenidos, libertades y organización de los canales. 2) La TV zafada, clonada y amarillista (2001-08) por la chabacanería rastrera, la mediocridad de muchos contenidos, la tiranía del "rating minuto a minuto" y la disolución de géneros en manos de talk shows y reality shows.

2-¿Cuáles son las fallas que observa en el periodismo argentino de hoy? ¿Cuáles son las fallas que observa específicamente en el periodismo de espectáculos argentino de hoy?

Periodismo en general: Tendencia a que sólo lo malo y lo esperpéntico sea noticia. La estereotipación exagerada de tendencias. El humor y el cancherismo que campea en algunos medios para tratar cualquier tema. La epidemia de "opinólogos". El sobredimensionamiento de algunas noticias que se desproporcionan en la cobertura y repetición a full por los cables de noticias las 24 horas del día, blogs y páginas de Internet. Periodismo de espectáculos: El corrimiento de la "prensa del corazón" hacia contenidos netamente prostibularios o de difícil comprobación. La exarcerbación del culto a las celebridades y el cholulismo. El elitismo de cierta crítica que trabaja para sí y sus colegas y que conecta poco con el público. El intenso seguidismo de una agenda prefijada por los grandes productores y agentes de prensa. El endiosamiento de lo exitoso. La obsesión por los números (rating, entradas o discos vendidos, etc.)

3-¿Qué es mejor y qué se difruta más: ser editor de un suplemento de espectáculos o ser un cronista de espectáculos que observa con mirada crítica? ¿Por qué?
 
Aclaro que desde septiembre del año pasado no soy más el editor de Espectáculos, sección que sólo superviso, pero que ahora está en manos de Adriana Franco. Creo que las distintas posiciones en esta profesión y en esta especialización tienen sus encantos. Hay días que se disfruta editar (y otros que se lo padece) y hay días que se disfruta ser cronista (y otros que se lo sufre). Aún siendo jefe no he perdido esa fresca capacidad del cronista y del redactor por descubrir y narrar fenómenos y me obligo a escribir semanalmente y a "ser rueda de auxilio" cada vez que la sección lo necesita, como una manera de mantenerme en forma, no dormirme en los laureles y no perder el contacto con la calle, con las fuentes, con los espectáculos y sus públicos
 
4-¿Soñaba en sus comienzos con ser el editor de un suplemento de espectáculos de un diario de importancia, o su carrera se fue dando de manera más casual? 
 
Nunca me propuse (ni ahora mismo) ser jefe de nada. Manejo mi carrera con una combinación de intuición y razón. Soy muy prudente y no me dejo ganar por la ansiedad. Eso me ha dado infinitas posibilidades de avanzar y crecer, posibilidades que premeditadamente nunca he utilizado a fondo. Me gusta la figura de pensar que mi carrera -que ya tiene 32 años de continuidad porque empecé a los 18- es como una travesía en un barco a vela que se mueve gracias a muy benéficas brisas que yo sé aprovechar, sin casi nunca tener que echar mano a encender los motores para redireccionar la marcha. Las pocas veces que lo he hecho me he cuidado muy bien de hacerlo sin pisarle la cabeza a nadie ni permitiéndome concesiones éticas.

5-¿Qué sueños mantiene de sus comienzos como periodista y cuáles han desaparecido con el paso de los años?
 
Afortunadamente la profesión me sigue apasionando como el primer día. Desde luego hay días en que la acumulación de trabajo satura un poco, pero no hace mucho descubrí un buen antídoto en acotar los autocompadecimientos, que de tan repetidos se convierten en la causa principal de nuestros agotamientos. Hay que ponerle el pecho a las balas los días duros y disfrutar y cargar pilas cuando la cosa afloja. Mis sueños han mejorado con el paso del tiempo. ¿La razón?: comencé a trabajar en 1976.
 
6-¿Cómo analiza el futuro de los diarios en papel? ¿Los diarios en papel van a ser para una minoría? ¿Serán viables en diez años publicaciones de aparición diaria? ¿En unos años los jóvenes van a querer pagar un diario, pese a la costumbre de la red de regalar contenidos periodísticos?
 
Pájaros de mal agüero le están anunciando la muerte a los diarios desde hace varios años, pero ¿alguien duda de que la agenda periodística de todos los medios gira alrededor, en buena medida, de lo que los matutinos ofrecen en sus ediciones diarias? Por cierto bajan las circulaciones por varios motivos: la ofensiva visual vuelve con todo (ninguna novedad, sino más bien todo lo contrario, una verdadera antigüedad, como que el mundo era netamente visual antes de la invención de la imprenta en el siglo XV); el embrutecimiento avanza y la lectura retrocede, pero también nunca se leyeron tantos diarios de manera gratuita (en Internet) y casi gratuita (en los bares, café mediante). Quiero creer que mientras existan profesionales bien provistos neuronalmente o ciudadanos bien conectados con sus sociedades, el diario seguirá formando parte de sus intereses primarios.
 
7-¿Por qué renunció al Foro de Periodismo Argentino?
 
Renuncié a Fopea por nada en particular, sino por una sensación general de cansancio al no estar de acuerdo en las maneras en que se tratan los temas. Pero guardo gratitud hacia sus socios, que fueron muy considerados conmigo y supieron entenderme, aún desde el disenso. Sigo estando cerca de Fopea, pero me siento más cómodo, desde afuera.

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