ENTREVISTA A EDUARDO ALIVERTI |
“Yo no soy independiente de mi ideología” |
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1-¿Qué opinión tiene del periodismo político que se desarrolla en los medios de comunicación en la actualidad? ¿Cúál es la razón por la cual la gente parece estar cada vez menos interesada en el periodismo político?
Con honrosas excepciones, es un periodismo que sólo produce señalamientos generales ligados, más bien, al chusmerío de la política de palacio. Con la salvedad de algunos pocos programas de radio y de otros pocos artículos en los diarios de circulación masiva (sin entrar a considerar una estimable cantidad de productos en medios con alcance marginal), la dictadura de la cultura "clip" impide profundizar todo aspecto de la realidad. Y en cuanto a "la gente", no es que esté cada vez menos interesada en el periodismo político sino que es la política, directamente, la que perdió rating social. Los medios manipulan, amplifican, distorsionan, frivolizan, pero no pueden inventar. Todas o la mayoría de las cosas que hacen o dejan de hacer tienen anclaje en el humor de la sociedad. Creer lo contrario es aceptar que los medios son una herramienta todopoderosa. Son tremendamente influyentes, pero no pueden sacar una vaca de un huevo. Es la sociedad quien está en una etapa acrítica, desmovilizada (por mucho que su "callejerismo" sugiera lo inverso), indiferente. Y a tal sociedad, tales medios y tal periodismo político.
2-¿Qué disfruta más y por qué: hacer radio o escuchar radio?¿Qué le gustaría hacer en radio que aún no ha hecho y qué le gustaría escuchar en las radios locales que actualmente no se está haciendo?
Disfruto ambas cosas de la misma manera, incluyendo escuchar mala radio porque soy un animal analítico de cada pieza puesta al aire. El placer que me provoca hacer buena radio en cualesqueira de sus ejecuciones (pisar un tema musical, opinar con altura, presentar un informe de puta madre de mi equipo de producción, ponerle la voz institucional a la radio de tango porteña) es similar a la intensidad con que juzgo de qué manera trabajan la cortina en un boletín informativo, o en cómo titulan las noticias, o en cómo crea climas un conductor. Me faltaría dirigir una radio, aunque en alguna medida lo hago con la radio de Eter por Internet. Más específicamente aún, me encantaría conducir un servicio informativo porque creo que con unas pautas bien dadas y un equipo de profesionales bien dirigidos armás poco menos que una revolución periodística. Siento que podría producirse otro tanto si volviese a estar al frente de una tira matutina diaria, pero no estoy dispuesto a volver a levantarme a las 4 de la mañana. Y en cuanto a lo que me gustaría escuchar que no se hace, dos aspectos: gente que tenga lenguaje de radio y buena ficción.
3-¿Qué es lo mejor y qué es lo peor de ser docente de periodismo? ¿Cuáles son los principales desafíos de un docente de periodismo en la Argentina?
Lo mejor es el desafío de formar unos pocos "cuadros" comunicacionales, capaces de trabajar conocimientos específicos con excelencia profesional y poder de convencimiento. Gente que sepa transmitir ideas profundizadas. Lo peor es el modo en que llega a derrotarte la nube de gases en que viven los pibes, producto de una educación formal patética. Cada vez que entro a dar clase y veo que nadie tiene un diario, o que viven escuchando boludeces y sobrevalorando recursos sonoros meramente ingeniosos de las fm sistémicas; cada vez que veo que no saben dónde queda el mundo, en definitiva, me pregunto cuánto sentido tiene seguir peleándola. Pero lo termino encontrando cuando reparo en que, de piso, ningún egresado de Eter nos hizo pasar jamás un papelón, y que son reconocidos como la gente con más cabeza del ambiente. No digo que sean los más. Digo que son los mejores.
4-¿Aún consume más periodismo en papel que periodismo en internet? ¿Cómo es su relación con los nuevos medios en internet? ¿Qué transformaciones de la radio se imagina en el marco de estos cambios?
Absolutamente. Con el papel tacho, subrayo, remarco, recorto, hago acotaciones al margen. Y la impresión visual que te genera en cuanto a cómo está digitada la organización informativa es, por ahora, insuperable. El diario de papel sigue siendo lo que marca la agenda mediática, y la radio y la tele corren detrás de él. En algún sentido es paradójico lo que sucede: se lee cada vez menos, hasta el punto de que, excepto los domingos en algunos bares, en Buenos Aires o donde se quiera, no vas a encontrar quien se detenga en algún artículo de opinión de peso. Internet continúa siendo la lectura rápida de sus portales de noticias, y el sentir que ya estás "al tanto" por el mero hecho de mover el cursor. Me podés retrucar que es la versión tecnológica de hojear el diario y quizás tengas razón, pero yo te contesto que no es lo mismo palpar que ver. Al menos en mi caso, yo con el diario impreso siento. Percibo la versión original de las tácticas de manipulación informativa, de las zonas "liberadas" de las publicaciones, del tamaño real que el poder le dispensa a los temas. Internet es todavía nada más que la foto de ese original. Y mi relación con los nuevos disparadores periodísticos internetianos es ecléctica, medio ambigua. Por la positiva, encontrás todo al toque. Los archivos, los cruces. Pero la compu no me invita a reparar, a mirar el horizonte. Los blogs son una alternativa interesante, pero al fin y al cabo te encontrás en ellos con lo mismo de toda la vida: los que escriben bien, los que escriben como el culo, los que aportan data, los que no aportan ninguna. Internet puede haberme cambiado la vida en el uso de la velocidad del intercambio. Eso sí. El correo personal, las facilidades de acceso informativo, mayores recursos de diversión. Pero me agregó antes poco que mucho en construcción ideológica. Con buena formación e inquietudes intelectuales, los libros, y los diarios, y la militancia, y las relaciones personales adecuadas, ya te permitían una composición de lugar bien armada. No hacía falta Internet si es por eso. Y tampoco me parece que vaya a provocar una transformación radical en el hacer o escuchar radio. ¿Qué puede cambiarle Internet a que un grosso sepa transmitir cosas y a que un pelotudo no pueda comunicar nada? En la gráfica me puedo imaginar cambios eventualmente profundos, porque en algunos años tal vez no haya más diarios impresos. En la tele otro tanto, porque cambiará el concepto con que se la mira cuando se transforme en un disco rígido y puedas interactuarla. Pero en la radio... Llevártela abajo de la almohada, despertarte con alguien "vivo" contándote asuntos al oído, su velocidad informativa. Qué sé yo, no me da para pensar en un cambio "ontológico", ¿se entiende?
5-¿De no ser periodista o docente, qué otro trabajo le hubiese gustado hacer? ¿por qué?
Viajante. Ir por las rutas. Parar en las parrillas a la vera del camino. Dormir en hoteles con comida casera o irme a los bodegones de los pueblitos. Eso.
6-Según un balance personal, ¿cuáles son sus mayores logros en el periodismo y sus mayores logros en la vida?
Para empezar por lo segundo, mi hijo. Y en lo comunicacional, que prefiero como definición al recorte de "lo periodístico", haber alcanzado un buen nivel de vida sin traicionarme jamás. Me pueden decir de todo, o casi, pero nunca, nunca jamás podrán decir que fui incoherente, tramposo, aguachento, corrupto, sospechoso. Nunca. Y lo logré con solvencia profesional. Soy bueno en lo que hago, tuve y tengo repercusión mediática y me miro muy tranquilo al espejo.
7-Desde hace mucho tiempo, su programa cuenta con el auspicio de un banco cooperativo, ¿En el ejercicio del periodismo, lo condiciona de alguna manera contar con el apoyo o estar ligado a ese banco?
Mi afinidad política con la gente del Credicoop es muy grande. Hay o hubo sacudones, como cuando la candidatura de Heller en la ciudad. Hubo cosas que no me convencían y, es cierto, pude haberme sentido recortado en mi libertad para algunas entrevistas u opiniones. No por presión de ellos, sinceramente, sino por el propio peso de las circunstancias. Igual que cuando se impuso el corralito. Quiero decir: fueron momentos en los que tuve cosquillas. Pero en el balance soy infinitamente más libre que el conjunto de los periodistas conocidos de este país. Porque yo hago periodismo para cambiar el mundo. Y con la gente que me auspicia compartimos esa forma de ver y de actuar. No tengo esa hipócrita concepción profesionalista de la actividad, en la que reposa definirse como "independiente". Yo no soy independiente de mi ideología, no soy independiente de ser un hombre de izquierda, no soy independiene de la correlación de fuerzas mediáticas. No soy ni quiero serlo, ¿estamos? Y no deja de romperme las pelotas que me pregunten por el apoyo que recibo de un banco cooperativo, mientras resulta que nadie le pregunta a estrellas varias del periodismo fashion qué onda con el apoyo de laboratorios medicinales o bancos privados o gaseosas del Imperio.
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