ENTREVISTA A CARLOS ULANOVSKY
"No existen ni medios ni periodistas totalmente independientes"

Carlos UlanovskyPor: Sebastián Di Domenica. Tiene 42 años de experiencia como periodista. Ha trabajado en la gráfica, en la radio y en la televisión. Durante el 2007, participó en dos programas de radio, y lanzó el libro Siempre los escucho. Es un apasionado del mundo radial, y un estudioso de la temática. Su libro Días de Radio es casi de lectura obligada para los que quieren descubrir detalles de la radiofonía argentina, y un texto que se repite en la bibliografía de muchas carreras de periodismo. En su último trabajo editorial se ocupa del presente y futuro de ese mismo medio de comunicación. En esta entrevista, entre otras cosas, habla de su vocación, de sus orgullos y de sus vergüenzas profesionales, de su paso por la direcciòn de una radio pública y del significado del periodismo independiente: "hoy y siempre, el periodista más independiente es aquél que dice más no que sí, el que no se inclina con debilidad ante la primera tentación, el que elige seguir siendo una molestia frente a los poderes y no se mimetiza, el que con su ejemplo enseña, el que sabe que no necesariamente un esfuerzo podrá terminar en un éxito, el que sabe reírse de si mismo, el que no se la cree"

1 -¿Cómo define y cómo descubre a un periodista independiente?

Independiente es el periodista que menos compromisos ha contraído. En esta dirección y en estos tiempos, con semejante vigencia tanto en televisión por cable como por radio del sistema de auspicios, debe ser menos independiente quién a mayor cantidad de mandantes le toque responderle. Pienso que con este sistema, nosotros los periodistas terminamos teniendo más clientes que fuentes. Y, en algún momento, los clientes exigen como tales y están primeros sus intereses que la información. Y muchas veces esos intereses particulares pueden lesionar el principal capital de un periodista que es la credibilidad. Pero, ojo, que tampoco hago un culto fundamentalista del periodista incontaminado. Tengo 42 años de vínculos directos y permanentes con este oficio, lo que me autoriza a afirmar que no existen ni medios, ni periodistas totalmente independientes. Me ufano de haber integrado algunas de las redacciones de las publicaciones más independientes de la historia del periodismo nacional – pienso en Satiricón y en La Maga – y, pese,a eso, también digo que éramos dependientes. Dependíamos de la atención que el contenido de cada número despertara en nuestros lectores; dependíamos de los pocos anunciantes que teníamos.En La Maga esta dependencia fue fundamental para, durante un buen tiempo, seguir editando los números especiales; dependíamos del crédito de nuestros proveedores (papeleros, impresores, distribuidores,etc). Aclarado esto te digo que hoy y siempre, el periodista más independiente es aquél que dice más no que sí, el que no se inclina con debilidad ante la primera tentación, el que elige seguir siendo una molestia frente a los poderes y no se mimetiza, el que con  su ejemplo enseña, el que sabe que no necesariamente un esfuerzo podrá terminar en un éxito, el que sabe reírse de si mismo, el que no se la cree ( ni la de la fama, ni la del poder del periodista). A mí, por ejemplo, me siguen gustando e iluminando personas-periodistas como Rogelio García Lupo, Julia Constenla, Hermenegildo Sábat, Norberto Firpo, Isidoro Gilbert, Rodolfo Bracelli, María Ester Gillio, Orlando Barone, Ernesto Schoo y Antonio Carrizo, solo por nombrar algunos periodistas que están adelante mío en entidad y calidad y de los que podría dar fé de independencia. Cuando los veo a ellos, veo a un periodista independiente.

2 -¿Podes mencionar algún trabajo en tu carrera periodística que te genere orgullo y otro que te genere vergüenza?

Todavía hoy, cualquier trabajo que completo (esta misma respuesta) me provoca orgullo porque nada de mi trabajo me sale de taquito. Tengo que sentarme, pensar, ser serio, ser responsable, ser digno, ser yo mismo, ser esforzado, y eso es también poner el cuerpo. Así que, con todos los claroscuros que pudieran tener todos mis trabajos que me generaron algo de felicidad y buena autoestima, me pusieron y me ponen orgullosos. Respecto de la otra cuestión, no es que me genere vergüenza (vergüenza me genera equivocarme, meter la pata, ser ligero en los juicios, dar informaciones equivocadas) pero sí se que me equivoqué fiero fue el corto tiempo en que, de la mano de mi omnipotencia (ese creer que uno podrá con todo) acepté trabajar con Mariano Grondona. A pesar de las advertencias en contra de mi familia, acepté compartir un espacio radial con él. Soy un amante de las historias que (en el cine, en la literatura y por que no, en la vida) vinculan a opuestos. Pero en este caso los opuestos no se atrajeron. No digo con esto que yo era el mejor de los dos o que fui una víctima, digo que no dije que no cuando debí hacerlo y pagué las consecuencias de tener que decir no dos meses tarde. Mi familia tenía razón: “No lo necesitás”, me decían. Y tenían razón. El reconocimiento de  nuestras verdaderas necesidades y la posibilidad de renunciar a tentaciones también es otro de los capitales de los periodistas. Pero, insisto, no considero a este episodio una vergüenza sino una seria equivocación profesional.

3 -¿Qué puntos a favor y qué puntos en contra le encontrás a que los medios le dediquen cada vez más tiempo al entretenimiento?

Planteada así la cosa, velozmente aparecería yo como una especie de amargo que rechaza toda forma de pasarla bien en la vida y en el trabajo. Pero la realidad es que, de la mano de ideas como que la actualidad es tan pesada e indigerible y que hay que encontrarle modos de aligerarla, en los últimos diez o veinte años (como pasa el tiempo) los porcentajes de entretenimiento le ganan o empatan a los porcentajes de información. En el reciente congreso de FOPEA, en el que participé, dije que si hoy mismo probáramos medir por medias horas el verdadero contenido de cualquier programa de radio o televisión, veríamos con asombro esa ventaja y también de qué manera temas o cuestiones que antes eran hechos que en los diarios ocupaban lugares de la página 30 en adelante, hoy son temas de tapa. Ese corrimiento de la agenda es fruto del desplazamiento del interés en la gente de los llamados temas duros (política, economía,etc). Hoy, en radio, por ejemplo, plegarse a los recursos del entretenimiento es un imperativo del que no se salva ni el más serio de los conductores.

4 -¿Qué es lo mejor de hacer periodismo en radio?

Lo mejor de trabajar en radio, es que no me ven y que eso me provoca un sentimiento de impunidad, la sensación de que frente al micrófono puedo hacer de todo. En este momento, en los dos programas en los que participo, intervengo haciendo personajes. En ocasiones, de un modo ,¿cómo decirlo?, tan lanzado que en broma me lleva a pensar que estoy dilapidando mis cuarenta y tantos años de periodista “ serio”. Pero, de inmediato, me calmo y me perdono, diciendo Carlos no te la creas, no sos tan importante, hacer esto no te denigra, te hace reír un rato.Y que suerte que por eso te paguen también.

5 -¿De no ser periodista, qué otro trabajo te hubiese gustado hacer?

De no haber sido periodista, creo (y digo creo, porque no estoy seguro, ya que hice tres veces el ingreso y las tres veces derrapé) que me hubiera gustado ser médico. Hay una cosa de los médicos – esa manera estoica de pararse frente a la salud y a la enfermedad de las personas- que aún hoy me parece atractiva.

6 -¿Qué balance hacés de tu experiencia como director de una radio?

Esta respuesta daría como para un seminario. Durante dos años y medio (2003-2005) fui director de las radios de la ciudad, la AM 1110 y la FM 2 por 4, especializada en tango. La califico como una experiencia rica, muy rica, porque me permitió entender un montón de cosas, en especial de la política, pero indudablemente fallida, porque el principal objetivo no pude cumplirlo: era que la AM se escuchase bien. Mientras fracasábamos sistemáticamente en nuestras solicitudes al COMFER por obtener el salvoconducto para una radio llamada de la Ciudad y que no se escuchaba en la ciudad, veíamos cómo el COMFER era generoso con otros empresarios privados a los que solucionaba una y otra vez sus solicitudes. De todos modos, algunos objetivos cumplí. A saber: creo firmemente que en las radios públicas no debe existir el sistema de coproducciones y apenas llegué comuniqué a los conductores que se terminaba esa modalidad. Creo que una radio pública debe ofrecer una real alternativa a la oferta radial existente y no ser “más de lo mismo”. Y creo haber operado en esa dirección. Por ejemplo, si a la hora del fútbol, 10 de 13 AM’s transmiten fútbol, elegí que la radio de la ciudad no lo hiciera y ofreciera algo diferente. Recuperé viejas fórmulas radiales que de chico, cuando empecé a escuchar radio, me fascinaban: durante dos años, la AM 1110 transmitió funciones en vivo desde los teatros. Acerqué a la radio gente valiosa y que llenaba mis gustos, como, entre otros, Marcelo Arce, Fernando Peña con su personaje Milagritos López, Daniel El Pollo Mactas, Patricio Barton, Marta Dillon, Mariana Enríquez, Liliana Daunes y fundamentalmente le dí lugar a los más experimentados y pista a los más jóvenes. Establecí la figura del defensor del oyente, por primera vez en una emisora argentina y propuse en una radio pública (en donde el personal de planta permanente se recela fuertemente con el personal contratado) – oh, que ingenuidad – lo que llamé “la ecología de la cordialidad”. En ese sitio en donde una de las especialidades es sentarse en la puerta de la casa a ver como y cuando pasa el cadáver de tu enemigo, intentar difundir ese concepto, era una verdadera ingenuidad. Pero lo intenté, y algunos lo entendieron: misión cumplida. Además logré la proeza de hacer levantar los brazos a muchos que los tenían caídos desde hacía mucho tiempo. Y mientras fui director lo que más intenté fue entender un concepto con el que muchos se llenaban la boca: ”voluntad política”. Hoy puedo asegurar que “voluntad política” es una de las más gigantescas mentiras de la actividad pública. Pero, vuelvo a decir que lo que más hubiera querido, que era recuperar un sonido digno para la AM no lo pude lograr.

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