EN DIÁLOGO CON HIPERCRÍTICO
Jorge Dorio: "En Gran Hermano ejerzo el periodismo"

Jorge DorioJorge DorioPor: Sebastián Di Domenica. Jorge Dorio acababa de finalizar su participación en un programa de televisión y estaba desesperado porque habían pasado muchas horas desde su último cigarrillo. Le pidió a diferentes personas, y nadie pudo responder a su pedido. Finalmente, alguien corrió al kiosco y calmó su búsqueda. Con un cigarrillo en la mano y en el frío de la vereda, comenzó la charla con Hipercrítico. Es escritor y periodista, y a lo largo de los años ha participado en diferentes programas de gran popularidad. Actualmente es panelista en el debate de Gran Hermano; y en las líneas que siguen habla, entre otras cosas, de los prejuicios que genera su participación en ese programa: “Hay mala leche y tlinguería”.

1-¿Cómo llegás a Gran Hermano y cómo explicás tu presencia en el programa?

- Tengo muy en claro que estoy en Gran Hermano ejerciendo el periodismo de la misma manera como lo puedo hacer en cualquier emprendimiento. Y en ese punto creo que hay un prejuicio tilingo: se supone que todo programa consumido por millones de personas es necesariamente malo. ¿Cuál es el problema de que un tipo como yo esté en ese programa? ¿Mi participación allí es una degradación? Tengo malas noticias: si uno puede dar una conferencia en Georgetown ante doscientas personas, ¿cuál es el problema de participar en donde sea? ¿Se está comprometiendo mi buen nombre y honor? Es una tontería. Y me hago cargo de lo que digo, insisto, esos prejuicios son de mala leche o de tilingos.

2-¿Te sentís cómodo en el panel y en la mecánica del mismo?

- A esta altura de la vida no necesito analista: cuando me empiezo a sentir incómodo en algún lugar, me mando un moco. En este caso empezaría a pelear con los productores u otras cosas. Yo realmente disfruto de este trabajo. A veces es un poco excesivo, pero trabajar, ya que hay que trabajar,  en un espacio que ofrece reconocimiento y en aquello que uno cree que es lo más deseable, no está nada mal.

3-¿Qué te genera estar en un programa tan popular? ¿Cómo te llevas con la popularidad que ofrece un programa de mucho rating?

- Conocí algunas de estas mieles cuando ingresé a los medios electrónicos. Empecé a hacer radio en el año 84, y ya ese año con Martín Caparrós me gané el premio internacional España Radiodifusión, que se le daba al mejor programa de habla hispana del mundo. También trabajé en Badía & Compañía, que era un programa que hacía muchos puntos de rating. Tenía veinte años menos pero me permitió conocer. Y estuve muchos años con Dolina. Pero si uno está muy pendiente de esa cuestión, la vida se hace muy difícil. Yo prácticamente no he cambiado ninguna actitud. Pero me hago cargo. Pongo la jeta en un programa de más de veinte puntos, y no puedo pretender que la gente en la calle no reclame nada. Y reclaman lo que uno permite. A mí no me produce ningún tipo de contradicción.

4-¿Buscabas convertirte en un antipático para el seguidor de Gran Hermano?

- Es curioso lo que ocurre. Se me hace raro pensar que soy un tipo al que no se le entiende. Pero igualmente, son los jóvenes los primeros en reconocer eso como un rasgo a favor. Igualmente, me parece que es una canallada pensar que no se me entiende. Creo que en todo caso la gente me consume en ese producto como un costado particular que habla de cierta manera, y que reivindica ciertas ideas. Y no es un enfrentamiento.

5-¿De qué trabajo te arrepentís en la vida? ¿De algún trabajo podéss decir "me equivoqué" o "lo hice sólo por la plata"?

- Uno no debe arrepentirse del valor 'trabajo'. Vivo y he vivido siempre de mi laburo. Nunca ligué una herencia y nunca tuve un matrimonio del que haya usufructuado dinero. No he tenido más remedio que vivir de mi trabajo. Y en ese sentido, tengo una educación que no me permite ver con malos ojos cualquier tipo de laburo. Una cosa que lamento a esta altura es no haber hecho trabajos que me hayan generado sumas importantes de dinero. Yo me di cuenta hace muy poco que uno puede trabajar, y además, ser eficaz en la producción de plata. Es decir, un poco más que la necesaria para llegar a fin de mes. He perdido esos prejuicios por el simple hecho de ver la realidad: hice gratis y por simpatía cosas que valían mucho dinero. Entonces, una cosa es ser filántropo, otra cosa haber heredado una fortuna y, otra cosa, ser un pelotudo.

Opiná sobre esta entrevista en nuestro libro de visitas