RIVER EN JAPÓN

Por Pablo Llonto. El periodismo lengualarga, pedante y sabelotodo anda de carnavales. Primero, dio por resuelto el futuro de River y, sin jugar, lo ubicó en la final del Mundial de Clubes en Japón, como si todo fuese soplar y ganar copas. Miles de notas hablaban de la segura final Barcelona-River, sin explicarle al público todo cuanto podía (o puede) pasar antes de ese hipotético choque.

 

Hoy, después de los resultados, algunos sentaron cabeza y se refieren al Sanfrecce Hiroshima como “rival a respetar”.

Ya hubo otros que titularon, “El Mundial de las sorpresas”.

Sin embargo irrita mucho cuando los medios radiales creen que se reciben de pícaros a la hora de pronunciar los apellidos de los futbolistas orientales o los nombres de los clubes. Durante la última semana abundaron los graciosos de pacotilla, los aburridos chistes de siempre y los valientes periodistas que, escondidos tras el anonimato que suele dar la radio cuando se trata de hablar y hablar y no decir quién está diciendo tal o cual cosa, se ríen de los futbolistas de otras partes del mundo porque llevan apellidos ¡¡de su país!!!

Hace rato que los cancheros hacen de las suyas y algunos después invocan la libertad de expresión que sobradamente la tienen hace unos cuantos años.

Mucho más inteligentes y respetuosos, los futbolistas de River salieron a poner las cosas en su lugar. Y no creemos que sea una fachada. Gabriel Mercado advirtió 48 horas antes del partido que Sanfrecce “es un rival de respeto” y que la del miércoles a la mañana será “una semifinal durísima”.

Cuesta creer que no hayamos aprendido en el periodismo las lecciones de viejos Mundiales, cuando los argentinos creíamos que todo estaba sellado y que teníamos al equipo de las estrellas y maravillas y que con ello alcanzaba para ser los mejores del mundo.

Como suele suceder, son los futbolistas, o los protagonistas de otros deportes, los que dan lecciones a los periodistas.

Queda esperar los relatos de televisión y radio de mañana para ver cuánto de interés tienen los enviados especiales por enseñarnos cuestiones reales del fútbol japonés. ¿Cómo juegan? ¿Quiénes son? ¿Cuáles son las costumbres de un pueblo que tiene cuestiones hermosas y cosas horribles de las que debemos aprender? Pero como ya lo señalamos en una de las primeras columnas que escribimos para Hipercrítico, si de algo adolecemos los periodistas deportivos argentinos es de buenos enviados especiales que nos acerquen aquello que sólo ojos como los nuestros pueden apreciar. Lo que se llama la argentinidad de una cobertura.

Por eso merecerá un elogio todo enviado especial que intervenga con ilustraciones de un fútbol japonés desconocido, mandando señales de que todo periodista, antes de hablar, debe alfabetizarse. Falta poco para ese examen.