carlos tevez

Por Pablo Llonto. Pobre Tévez. Lo agarró Clarín como bandera y entonces la sencilla y medida opinión de un futbolista sobre la pobreza, se convirtió en otra de las miserables especulaciones de una prensa que ya no sabe qué hacer para sumar voces a su apagada causa.

Pobre Tévez. Lo agarró Mauricio Macri y fiel a su costumbre de peinarse en todos los espejos para la foto que se venga, ahora es objeto de culto para el candidato opositor.

Pobre Tévez. Lo trituró Gildo Insfrán, el gobernador formoseño que no es capaz de advertir que un futbolista no tiene que medir sus palabras de acuerdo a los territorios que visita ni tiene que alojarse en una posada cero estrellas para hablar de pobrezas.

"Del mundo no entiendo la desigualdad de las personas. No lo entiendo”, dijo Tévez antes de dar detalles sobre el hotel 5 estrellas de Formosa y los pobres que vio desde la misma ventanilla que todo el mundo ve a los pobres del mundo.

La desigualdad que vio Tévez, sin saber que Clarín lo pondría al día siguiente entre su héroes de la página 2 con un semáforo verde, es la misma desigualdad que el diario que más se ha vendido en la historia del país, propicia desde sus páginas en las que se boga por un sistema capitalista, un fútbol capitalista, y un periodismo capitalista.

El mismo sistema que exalta y venera el ex presidente de Boca y Jefe de Gobierno CABA.

Los análisis político-económicos de los futbolistas no abundan. Tanto como no abundan los análisis políticos económicos de los periodistas deportivos, la mayoría de las veces dedicados a las diversas pelotas y sus mundos marketineros, que al debate social del origen de todos nuestros males.

Siempre se pierde en la historia (porque a los grandes medios no les hace gracia) la frase de Maradona cuando fue a visitar al Papa Juan Pablo II: “cuántos pobres menos habría en el mundo si la Iglesia vendiera todo el oro que tiene”.

Los antimaradonianos le pedían a Maradona que antes de criticar a la Iglesia de los millones de dólares regalase sus autos importados. Algo parecido al grito de los ultrainsfranianos que le dicen “villerito europeizado” a Tévez.

Unos y otros se creen con derecho a decir quién habla de la pobreza y quién no puede hablar.

De la pobreza tiene que hablar todo el mundo. Que es muy distinto a hacer mucho por el fin de la pobreza.

Y una de las maneras, ya que de Deportes se trata, es empezar por repartir las riquezas de los deportes multimillonarios a los deportes empobrecidos por la ambición AFA que no es otra cosa que la ambición FIFA, que no es otra cosa que la ambición de los mercaderes.

Allí andan los Chiaraviglio y los Lauro con su garrocha y su bala, mendigando una tapa en los diarios, más minutos de radio y televisión, para que el periodismo deportivo argentino comprenda que a los deportes pobres, se los ayuda terminando con la desigualdad.

Como en la vida.