ORION BOCA

Por Pablo Llonto. Habrá monotema durante unos cuantos días. La jugada del arquero de Boca que lesionó al de San Martín de San Juan da para un par de semanas o meses. Orión reflexionará (¿reflexionará?) sobre su jugada y sus anteriores comportamientos, el mundo del fútbol se dividirá en las tonteras de evaluar si fue o no fue para fracturar, y tendremos múltiples notas y fotografías sobre Carlos Bueno y su yeso, y el intento de juntarlos, más adelante, para placer de un editor, que celebraría un retrato del arquero y el fracturado produciendo así “el encuentro del año”.

 

¿Qué rol debe jugar el periodismo deportivo en situaciones como éstas?

Llamar “criminal” a la patada de Orión como lo hizo la página web de Crónica es un desacierto más del diario de los hermanos Raúl y Alejandro Olmos, que precisamente no se caracterizan por su métodos pacifistas (cada tanto se los denuncia por agredir a sus trabajadores usando patovicas).
Algo parecido hizo la página web diarioveloz.com de Samuel Gelblung (qué otra cosa podía esperarse). Más serenos en sus análisis aparecen otros medios como canchallena.com de La Nación, destacando la palabra de Carlos Bueno, quien pese al incierto futuro de varios meses sin jugar, trata de bajar el tono a la grave falta del domingo.

Todo comentario que contribuya a generar autocrítica entre los futbolistas sobre la vehemencia y violencia, y en particular en futbolistas como Orión, transitará el camino correcto. En estos momentos del periodismo, es muy arduo escapar a la tentación de ensañarse con el arquero. Basta tomar el control remoto, en estas horas, y poner algunos canales para ver allí los compactos de todos los desatinos, año tras año, del hombre de Boca. Con una reiteración de acciones de Orión, quién duda de que así se gestan las condiciones para que lo insulten en cuanto estadio aparezca, cuando cumpla la sanción que se le viene. Esto debemos evitar.

Porque con la saña no se gana nada. Se trate de una acción sin dolo de lesionar o de una temperamental jugada que nunca más debería repetirse, todos sabemos que Orión no es el único, y que conviene convertir al periodismo en la herramienta que abra debates sobre la dureza y violencia dentro de las canchas.

Nada fácil para la prensa. Acostumbrada más a exaltar pasiones y dramas que a impulsar la buena hora de convertir al deporte, y al fútbol en particular, en un escenario de competencia en armonía, semejantes palabras pueden parecer una utopía o una imbecilidad.

El caso Orión-Bueno será, pensamos, otra oportunidad desperdiciada. Nos hundiremos en la miseria de las “fechas más “ “fechas menos” de una suspensión segura que le impondrá el Tribunal, y así las cosas, quedaremos como ocurre desde hace décadas: malgastando palabras, fotos y videos, y exacerbando los peor de los espíritus vengativos. Sin desarrollar conciencia. Tarea que la prensa en general, cumple bastante poco.