Por Cicco. Días atrás, los medios anunciaron que la actriz Emma Watson, la protagonista de esa saga tan famosa que me gustaba tanto que olvidé su nombre, dejaba el cine para dedicarse al activismo de género. Desde esta sección, no sólo nos alegramos por la noticia, sino que también, invitamos al resto de los actores de Hollywood y la Argentina a que hagan lo mismo.
Vamos a decirlo claramente y sin pelos en la lengua: ya tenemos bastantes películas, muchachos. Aflojen. Ya hay demasiadas series en la tele. No necesitamos más. Si quieren, por nosotros, tómense un año sabático y fíjense si le toman el gustito y lo encuentran un modo para pasar el resto de sus vidas alejados de la pantalla.
El entretenimiento ya es mega industria. Y los actores son potentados y millonarios, que se compran islas enteras como quien se compra en el kiosco un Guaymallén de fruta. Se les paga cifras astronómicas para que hagan de otro lo mejor posible, de tal modo que usted se lo crea, y se mantenga entretenido unas dos horas de su pobre vida rutinaria. Nah. Basta de trampas.
No es justo que tantos recursos planetarios, atención y sobre todo, capitales vayan a parar al mundo de los actores. Gente que, hoy en día lidera, cual héroe moderno, campañas de conciencia social, como el caso de Ema Watson, y los más reconocidos Brad y Angelina. Las ONG saben que sin un actor en sus campañas, la recaudación y el impacto social de esta, va en caída libre. Nadie quiere salvar una ballena si no está Angelina metida, con ellos, en el mar hasta el fondo de la coronilla.
Por supuesto, además de las ONG, las empresas de perfumes, las automotrices y todo aquel emprendimiento que quiera vender algo aspiracional, llama a un actor para que llene el vacío existencial de ese producto que, en definitiva, sólo sirve para lo que fue hecho.
Los actores tomaron tanto protagonismo que hasta el Chapo Guzmán perdió su libertad por culpa de Hollywood y, dicen, Sean Penn. Que Dios nos salve.
Así que, desde este humilde lugar, hacemos un llamado a la conciencia planetaria: dejemos que los actores y actrices del mundo, se tomen un respiro. Invitémoslos amablemente a que desciendan del trono y ocupen el lugar que merecen en este mundo donde, para trabajar, hay que pelarse bien la espalda. Y ese lugar que se merecen los actores es. Es… este, lo tenía en la punta de la lengua. La pucha. Ya me va a salir.
Mientras tanto, la próxima vez que vea un actor por la calle, en lugar de pedirle un autógrafo o sacarse una selfie, déle una palmada en la espalda y entréguele un programa de estudios universitarios. A ver si esta gente tente entiende la sutileza.