justin timberlake

Por Cicco. Tanta estrellita vacía de Hollywood y el mundo de la música, hacen creer que las figuras de verdad, con polenta y profesionalismo, son cosa del pasado. Pero no señor. Por suerte, lo tenemos a Justin. Y no a Bieber, ojo. El otro Justin, el que se permite hacer música de alto vuelo y actuar a la par de los grandes. A Timberlake lo queremos. Y queremos que usted también lo quiera. Así somos más.

 

Justin baila como el gran Michael Jackson. Canta con un falsete hipnotico a la Prince. Compone temas funk y modernos que nada tienen para envidiarle ni a David Bowie. Justin está en la vanguardia de la música. Siempre suena fresco, anticipado, florido.

Y además, el tipo es un actor de talento. Es simpático -sus participaciones en programas humorísticos siempre rindieron bien- y además serio.
Es, a la par, un hombre de familia. Los paparazis se aburren con él. Y las revistas faranduleras sólo lo usan para recordar sus viejos tiempos cuando noviaba con Britney Spears -dijo que fue su primer hombre, y los medios aún siguen dandole vueltas a esa confesión de puro aburridos-. Desde sus días de bailarin en la escuela Disney -participaba en El Club de Mickey Mouse-, y su participación en banda pop inventada por el marketing -NSync- Justin maduró como debe madurar una estrella: a fuego mínimo. Paso a paso.

Este Justin es la contracara del otro Justin, el Bieber: la figurita que, por exponerla tatnto al fuego, terminó calcinada y en el olvido.

Justin avanza sin escándalo, ni firulete. Ahora en el apuro de presentarse en sociedad, los famosos golpean con el ritmo de la polémica. ¿Quieren vender más discos? Se encienden un porro en una entrega de premios o lamen un martillo. O agitan las nalgas, el último recurso de un artista desesperado. No, Justin. No él. Timberlake pasó de ser un artista con futuro a ser artista con presente. Y sí, lo queremos. No somos muy objetivos que digamos. Hasta mi señora, que es dura para el elogio, lo quiere. El otro día dijo, en la mesa: “Justin es un señor”. Un señor para mi esposa, es alguien que se porta bien. Un profesional en la materia. En fin, le gusta

Toda su discografía solista es sólida y pareja. Por algo Madonna lo convocó para presentarla cuando ingresó al Salón de la Fama. Justin, garpa.
Tiene filmografia de 20 peliculas sin altibajos. Hay grandes perlas ahí: “A tiempo” donde interpreta a un pobre que lucha contra un sistema de explotación en el futuro donde en lugar de dinero se intercambia tiempo de vida, está al tope de sus pelis. El papel de estafador engañado en “Runer runer” con Ben Afleck es crudo y convincente. Y su participación en una de las ultimas actuaciones de Clint Eastwood “Problema con la curva” donde hace de periodista deportivo, tierno y reflexivo, es copada. Sencilla. Natural. Y así es Justin: un tipo que siempre parece sin maquillaje. Logró que uno le crea. Que al verlo actuar y cantar, olvide la maquinaria de poder que tiene detrás sosteniéndolo y facturando.

Timberlake además es ŕapido para los negocios. Tiene un perfume propio de Givenchi lanzado en Francia, y una marca de ropa y otra de Tequila. No deja títere con cabeza.

Y hasta le hicieron una réplica de cuerpo entero de cera en el museo de Madame Tussauds. Aún cuando llegue un incendio, Justin no se derretirá. El tipo ya está para el bronce.