Por Cicco. Su vida puede ser un fracaso. Un tropezón con caída, semana tras semana. Un callejón sin salida. Un piquete interminable. Una catarata de frustraciones amorosas. Su vida puede ser una amenaza constante de ACV y de WC. Un ataque de pánico sin cuartel. Un autoacuartelamiento desesperado tras los muros de su casa. Pero no se preocupe. Porque lo tenemos a Messi.
¿Salario injustificadamente bajo? ¿Mal dormido? ¿Medios de transportes morosos y colapsados? No se haga mala sangre, lo tenemos a Messi.
Índice de delincuencia cada vez más alto. Deserción escolar por las nubes. Una vida rumiando por tiempos mejores. Pero lo tenemos a Messi. Messi es nuestro. Nació bajo este mismo cielo argentino agujereado y lleno de polvo. Casi hasta podemos ser parientes suyos. ¿No lo siente? Messi está cerca.
Su vida no tiene lógica. Su semana no tiene ni pies ni cabeza. Su fuerza de voluntad para escapar se ha ido. Pero al menos, lo tenemos a Messi.
Al menos, unos pocos días al año. Él sí puede escapar. Él sí tiene voluntad y fuerza y una dirección clara en la vida. Su magia casi roza su pesadumbre y aporta algo del luz al tedio de sus días. Lo tenemos a Messi y juega con nuestra camiseta y él todo lo puede. Estamos con él. Estamos en fila, siempre, detrás de él.
Es su bendición. Cuando no encuentra el horizonte, cuando su vida es una papa hiriviendo, cuando está con la soga al cuello, siempre está la opción de pasársela a Messi. Él algo inventará. Ya verá cómo ingeniárselas para salir adelante. No se preocupe.
¿Para qué hacerse mala sangre? ¿Para qué aprender a resolverlo por su cuenta? ¿Vio la maraña de defensores, lo retorcido que se ha vuelto la estrategida de su rival? ¿Piensa que, usted, justamente usted, va a producir el cambio? Nah. Déjese de hinchar y pásesela de una vez a Messi.
Y sí, señores, lo tenemos a Messi y él es capaz de tomar revancha de todas las superpotencias, de toda la explotación y el maltrato y el bullyng internacional a causa de vivir geográficamente a los pies del mundo. Él puede hacer esas cosas.Qué Papa ni qué Papa. Lio puede dar vuelta el tablero. Devolvernos el trono, la copa, el titular en los medios del mundo, el prestigio, la gloria, la pátina de honor que nos han robado. Él, Messi es capaz de ponerse a todos nosotros al hombro como la gran familia argentina que somos, y arrastrar nuestra mediocridad hacia el fondo del arco.
Oh, sí, lo tenemos a Messi. Y ellos no.