Por Javier Porta Fouz. La selección de las mejores películas estrenadas en los cines locales se suele hacer de a diez. Están las diez, comentadas cada una con tres oraciones. Pero antes voy a sumar unas cuantas que no entraron en el top ten pero quedaron cerca, en un año de muchos estrenos de muy buenos para arriba.
Estas son las que fueron consideradas para integrar el listado final pero que finalmente no entraron. Van por orden alfabético según su título de estreno local.
Bajo el mismo cielo (Cameron Crowe)
El destino de Júpiter (The Wachowskis)
El incendio (Juan Schnitman)
El regalo (Joel Edgerton)
Francotirador (Clint Eastwood)
Gloria (Sebastián Lelio)
La calle de los pianistas (Mariano Nante)
La piel de Venus (Roman Polanski)
Mi amiga del parque (Ana Katz)
Placer y martirio (José Campusano)
Star Wars: el despertar de la fuerza (J. J. Abrams)
Te sigue (David Robert Mitchell)
Un fin de semana en París (Roger Michell)
Voley (Martín Piroyansky)
Whiplash (Damien Chazelle)
Y las del top ten son:
10. Misión Imposible: Nación secreta (Christopher McQuarrie). Otra demostración del movimiento del señor Cruise, que entra a la película corriendo. Otra demostración de la inteligencia del señor Cruise para elegir a los directores de las misiones imposibles. Otra demostración que el estrellato, en Hollywood, todavía puede ser instantáneo: Rebecca Ferguson.
9. Ant-Man: el hombre hormiga (Peyton Reed). La sorpresa de la comedia superheroica más allá de Iron Man. La sorpresa de la posibilidad de las aventuras microscópicas, más y mejor todavía que en Viaje insólito. La sorpresa de Michael Douglas recuperado para la comedia, y de Paul Rudd para la acción.
8. Shaun el cordero (Mark Burton, Richard Starzak). La vuelta de Aardman al stop-motion pleno. La vuelta del cine sin diálogos con verdadero sentido del humor visual y gestual. La vuelta de la excelencia de Aardman desde Wallace y Gromit en la batalla de los vegetales.
7. Ave Fénix (Christian Petzold). Un melodrama construido desde la intensidad histórica que tensiona con descaro cinematográfico el verosímil. Un melodrama sostenido por la relación fundamental entre el director y la actriz. Un melodrama que se rearma y sobre todo se confirma como superior en un final inolvidable.
6. Se levanta el viento (Hayao Miyazaki). La prueba, en una sola película, de la enormidad de un artista. La prueba, en una sola película, de la valía de una obra consistente y brillante. La prueba de que, a veces, llegamos tarde a ver pero que es todavía posible ponerse al día y corregir miradas equivocadas.
5. Puente de espías (Steven Spielberg). A veces olvidamos todo lo que extrañamos a Spielberg. A veces olvidamos la capacidad actoral de Tom Hanks. A veces olvidamos la combinación de fluidez con precisión y brillo que tienen algunos grandes maestros.
4. Misión rescate (Ridley Scott). ¿Es posible que Ridley Scott -que hace décadas que no hacía nada de este nivel- haya sido el responsable de esta proeza? ¿Es posible que el guión de Drew Goddard haya sobredeterminado la fortuna de este relato? ¿Es posible volver a recrear la gracia de la interacción de estos actores?
3. Terapia en Broadway (Peter Bogdanovich). Síntomas de que hay poco lugar para el clasicismo: esta película fue mayormente despreciada por la crítica estadounidense. Síntomas de que Bogdanovich es un talento que ha trabajado menos de lo que lo necesitábamos. Síntomas de que Owen Wilson e Imogen Poots podrían haber actuado también y tan bien en los 30.
2. Mad Max: Furia en el camino (George Miller). La película que arrasa, incluso con un error de casting ostensible como Tom Hardy. La película que arrasa, y queremos volver a ver inmediatamente. La película que arrasa con la demasiado extendida idea de que las obras maestras de acción no deben acceder a premios.
1. Mia madre (Nanni Moretti). Un cine en singular, del autor singular, capaz de una emoción que escapa a cualquier objeción formal. Un cine en singular, en el que la escritura es tan personal que puede encarar sin resentirse la inversión de las características del tradicional personaje interpretado por Moretti. Un cine en singular, incomparable e inolvidable.