Por Javier Porta Fouz. Si uno simplifica y exagera un poco, en la situación inédita de dos estrenos de Pixar acaecidos durante un mismo año se han planteado dos modelos de cine animado: el de Intensa-Mente y el de Un gran dinosaurio. Intensa-Mente ostenta al día de hoy el mejor promedio crítico del año en el sitio Todas las críticas. Un gran dinosaurio fue valorada en promedio positivamente pero no le fue tan bien, y en la mayoría de las opiniones comparativas que escuché la genial sería Intensa-Mente y Un gran dinosaurio la menor, la aceptable. Por otro lado, hay gente que ha detestado Un gran dinosaurio. Tuvo una producción extensa y complicada, lo que siempre garantiza alguna que otra crítica que sospecha a priori de la película. Y realmente hay gente que se ha enojado, y alguno hasta me han preguntado si no debería volver a ver Intensa-Mente luego de la aparición de Un gran dinosaurio.
Pero no comparto el enojo. Me parece muy buena Un gran dinosaurio y en términos comparativos me gustó muchísimo más que Intensa-Mente, una de las películas más decepcionantes del año. Con mayor precisión: la película que más me decepcionó en un año que tuvo mayoría de sorpresas positivas (entre ellas Ant-Man y Misión rescate). La cinematográficamente inviable Intensa-Mente pone en escena de forma literal ideas y emociones. Las nombra, las anima con asignación de colores la-tristeza-es-azul y así. Intensa, intenta infructuosamente con la aventura y al humor, y lo que toca lo trivializa a pesar de jugar con emociones seguras, tan seguras y universales que hasta se pone obscena en su literalidad (ese recuerdo animado en forma de elefante que desaparece, las “islas”). La grosería para tratar el fin de la infancia, las incursiones de humor ramplón en la cabeza de los padres, la obviedad general, en un marco de encerrona narrativa y anulación de la aventura. Pero no quiero volver a Intensa-Mente (acá hay más). Un gran dinosaurio es una posible respuesta. Sí, ya sé que la película tenía que haber estado lista mucho antes, pero funciona como antítesis, al menos en esta nota, al menos en este espectador.
Un gran dinosaurio recupera el sentido de la aventura. Si en Intensa-Mente el peligro real era injertado de forma tardía e inconducente (ese mínimo viaje), Un gran dinosaurio es una de esas películas abiertas, con la naturaleza como fondo. Una naturaleza animada: en cada diseño de animal hay un trabajo notable, una gracia particular. Hay algo simple y hasta despojado, y a veces desmañado en esas criaturas secundarias de breve aparición: con bigotes, ojos descolocados, expresiones de dibujo animado, posadas sobre ese dinosaurio bizco y con cabeza en modo árbol navideño. Esos animales, tan distintos a los personajes-emociones de Intensa-Mente, parecen vivos en su artificio, incluso en su caricatura relajada. Los de Intensa-Mente son emanaciones de esa concepción del cine que necesita -para justificarse- ser idea, ser manual pedagógico, “dejar algo”. Cine quizás menos inteligente que culposo por no ser directamente psicoanálisis.
Mientras tanto, Un gran dinosaurio apuesta por el western, abre el paisaje, no parece haber sido asesorada por especialistas del realismo mesozoico ¡dinosaurios granjeros de la frontera!. Intensa-Mente ofrece sus conexiones -dicen- sustentables parada oronda arriba de las neurociencias. Una película con temas de moda frente a una película basada en un género que ya casi no mueve espectadores como el western. Un gran dinosaurio no está entre lo mejor de Pixar -esa franja le pertenece a las Toy Story, a Ratatouille, a Buscando a Nemo, a Monsters Inc.- pero es una película mucho más libre que Intensa-Mente, menos preocupada por parecer importante. Un gran dinosaurio, con su apariencia menor, de aventura, cuenta -como tantas aventuras- una historia de crecimiento y maduración sin decir explícitamente que trata sobre el crecimiento y la maduración. Sin tanto diván, con más amor por la butaca, incluso por los programas dobles, esos que perdimos como perdimos al western. Un gran dinosaurio es una película animada entre otras películas animadas. Intensa-mente vino a ser la película de animación con ideas y emociones para terminar con el cine de animación. Sí, exagero. Y de todos modos creo que por suerte ya pasó la Intensa hegemonía.