Por Javier Porta Fouz. Grandes héroes de Disney se iba a estrenar en 2015 en Argentina, pero se adelantó el estreno y fue en 2014. Así que cuando uno ya pensaba en que tenía más o menos claro el balance del año de cine con respecto a “las películas grandes” se sumó este estreno con muchas copias.
1.
Con un dibujo con influencias del animé japonés, Grandes héroes presenta una ciudad que es la combinación de dos: San Francisco y Tokio. San Fransokyo: combinación en el nombre, en la geografía y en las referencias culturales. Grandes héroes también tiene dos directores, como pasa tantas veces en la animación mainstream: Chris Williams, que había dirigido Bolt, y Don Hall, que había dirigido Winnie the Pooh versión 2011.
2.
Antes de ver Grandes héroes había tenido el gusto de conocer el muñeco de peluche de Baymax, el robot blanco protagonista, un prodigio del diseño y de adorabilidad. Al empezar a ver la película, luego del corto del perro que la acompaña -sencillo en su argumento, emotivo, rítmico-, uno confirma que Baymax es, efectivamente, un personaje que va más allá del prodigio de su diseño. Es además una gran fuente de gracia, de chistes, de timing. Una gran creación, al igual que -en menor medida- los otros personajes adolescentes y jóvenes; todos vivaces, graciosos, con descripción veloz de sus personalidades y gran uso de sus cualidades para el dibujo, los diálogos, el movimiento, los gestos, los rasgos. Además, ver a estos atractivos personajes en esa ciudad mixta fascinantemente combinada es realmente asombroso. Uno ve la mayor parte de Grandes héroes con la idea de que se trata de una de las mejores del año, incluso por encima de Frozen la otra Disney grande del año (es 2013 y la vi en 2013, pero aquí se estrenó en 2014).
3.
Mientras uno ve Grandes héroes confía en que la tragedia temprana en forma de muerte familiar, y la intriga a la que da pie, se resolverán de forma satisfactoria, lógica, al menos verosímil. Pero no, una película que no necesitaba complicarse argumentalmente, que no necesitaba de explicaciones (esos videos son un recurso narrativo despreciable), que no necesitaba sorprender con revelaciones tardías, se equivoca notablemente en todo eso. Y uno repiensa la trama en función de las informaciones del último tercio y la película se debilita -y mucho- en la lógica de sus núcleos narrativos. Es muy frustrante ver cómo uno de los mejores personajes animados creados en mucho tiempo pierde brillo por la idea de convertir esta película mullida y de peluche en una de acción con veleidades de galvanizar personajes trágicos. Grandes héroes es mucho mejor como comedia que como super acción. De todos modos, Baymax resiste.
4.
En la privada “con niños” de la película nos dieron unos cartoncitos de Grandes héroes con diferentes actividades. Una de ellas proponía la confección en origami de la cabeza de Baymax. El asunto presentaba dos errores clave, para que tengan en cuenta a la hora de pensar estas cosas de marketing de Hollywood cruzado con la cultura japonesa. El origami -según me informan fuentes confiables- no se puede hacer con un pedazo de cartón duro. Se rompe. Y traten de no poner las instrucciones del otro lado del papel que hay que doblar porque al empezar a doblar ¡ya no se pueden leer las instrucciones!
5.
Me parece una payasada anunciar las mejores películas de 2014 a fines de noviembre, como hicieron algunos medios, cuando faltaba todavía cerca de un 10% para el fin efectivo del año. Pero es cierto que a estas alturas uno empieza a revisar lo que vio (y lo que escribió) y pone en perspectiva el año de cine. Hoy quiero aprovechar a hacer algunos ajustes sobre algunas películas de las que escribí y sobre las que cambié parcialmente de parecer. En primer lugar, sobre Boyhood. Cuando la vi en Berlín en febrero no había salido particularmente contento de la función, más bien estaba ofuscado. Luego fueron pesando más los momentos que me habían gustado y los defectos se fueron erosionando. Pero al revisar algunos segmentos, los defectos se me aparecen como la clave de la película, los que señalan su fuerte componente banal, casi demagógico. Hay otras películas que hoy no las recuerdo con la misma valoración que me generaron en su momento: quizás Maléfica no fuera tan mala, quizás Academia de vampiros fuera un poco peor de lo que me pareció. Y en especial hay una película que me había parecido apenas buena y que ha mejorado en el recuerdo con el correr de los meses: Balada de un hombre común (Inside Llewyn Davis) de los hermanos Coen. Y hay otra que me había gustado pero mejoró aún más en una revisión: Guardianes de la galaxia de James Gunn, pero sobre ese éxito no escribí crítica así que no siento que haya cometido una injusticia o, mejor dicho, que mi memoria me diga que mi parecer fue inexacto con respecto, claro, a mi parecer actual.