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Por Javier Porta Fouz. Ya se viene el Bafici, otro Bafici del que participé como programador y también como programador de las salas de cine. Estos son los días en los que me preguntan qué películas “hay que ver”. Hay que ver aquello que uno tenga ganas y posibilidades, claro. Y siempre recomiendo dejarse guiar por el azar, o por la propia exploración del catálogo, o por la película que te queda perfecta justo cuando llegás. Pero ante estos consejos suelen decirme: “ok, sí, ¿pero qué recomendás?” Así que van algunas recomendaciones (10, porque lo de los números redondos), que dejan mucho afuera, obviamente (y no me meto con las argentinas, de las que si pudiera recomendaría unas cuantas).

 

1 y 2. Las películas de Apertura y Clausura no solamente son recomendables sino que además puntúan bien al festival. La de Apertura es de Cannes, más o menos cuando comienza la selección para el siguiente Bafici, y la de Clausura es de Berlín, de cuando finaliza el proceso de selección. Esto no tiene demasiada importancia, de todos modos. Lo que sí tiene su gracia es que The Congress de Ari Folman y The Second Game de Corneliu Porumboiu son muy diferentes y hasta complementarias: una presenta un despliegue que incluye acción en vivo y luego animación, la otra es un plano de un partido de fútbol que se reproduce en video. Una es sobre el futuro y la otra es un comentario del presente sobre el pasado. Una es con estrellas (Robin Wright, Harvey Keitel) y en la otra no vemos actores (aunque el futbolista rumano Hagi haya sido una estrella). Y hay más ejes para compararlas y hablar de lo lógico que es en varios sentidos tenerlas como películas de apertura y clausura, pero pasemos al número 3.

3. Iranian, de Mehran Tamadon. Una película política, notablemente política. Un director de cine íraní que no vive en su país arma una discusión con defensores del gobierno. Es una película de estrategia paciente y sutil. Es, también, una película que provoca ese terror ante el fanatismo y la arbitrariedad que estaba en varios segmentos de Argo. Es, también, una película polémica y, a su modo, vertiginosa.

4. Y acá agrupo varias, porque están bajo la misma idea: ¿hay que explicar que no hay que perderse Calles de fuego, Quisiera ser grande, Shivers, El último emperador, El campo de los sueños y Fedora en cine en copias nuevas digitales?

5. Gente en sitios, de Juan Cavestany. Una de esas películas que busca y busca y busca. ¿Qué cosa? Caminos distintos para el humor. Y lo variadas y extrañas que pueden ser las variantes del humor. Una comedia múltiple, una de esas películas que me gustaría no haber visto para verla -otra vez- por primera vez.

6. Grand Central de Rebecca Zlotowski. Porque el melodrama europeo contemporáneo sobre el mundo del trabajo y con ecos hawksianos y con una narrativa de tremenda fluidez no es algo frecuente. Y porque están Léa Seydoux y Olivier Gourmet. Y porque desmiente (una vez más) a tantos chistosos que creen que en las películas del Bafici “no pasa nada”. Acá pasa mucho, y atención al chiste que provee Nahuel Pérez Biscayart.

7. Otro agrupamiento (y entonces es doble y claramente mentira que son sólo 10 recomendaciones). Algunas latinoamericanas con intensidad emocional Raíz de Matías Rojas Valencia y Casa grande de Felipe Barbosa. Agrego El corral y el viento de Miguel Hilari, que no entra del todo en eso de la intensidad emocional pero es una de esas que si no se recomiendan quizás pasen inadvertidas.

8. Ilusión de Daniel Castro. Comedia española sobre director frustrado, que incluye una situación contra Haneke y muchos chistes hirientes para muchos costados. Breve y contundente, ácida y directa. Cuando termine el festival no digan que no les avisé.

9. Mary Is Happy, Mary is Happy de Nawapol Thamrongrattanarit. ¿Se van a perder una película basada en tuits?

10. Y sí, al final vamos a recomendar algo argentino. Porque no es actual y porque ¡es uno de los grandes directores de la historia de este país! Sabía hacer comedia, sabía de velocidad, sabía de ritmo. Nada menos. Nombre: Carlos Schlieper.

Y ahora que veo la lista de 10 (falsas 10) y vuelvo a hojear (o scrollear) el catálogo, veo que me quedó un montón sin recomendar. Pero bueno, ya programar es recomendar, entre otras cosas.