American Gánster. Acá es al revés. Uno se queda en la casa hasta que falte media hora para que termine. Mientras espera, ve alguna película de Scorsese donde se cuente el ascenso de un gángster en Nueva York. Tocando los controles del televisor oscurece la pantalla para que en vez de italianos o irlandeses parezcan negros. Después empalma con la última media hora de American Gánster y cree que se trata de la misma película. Se va a dormir feliz.

Supercool. Si uno es mayor de, digamos veintipico de años, se busca una excusa, amiguito, hijo, sobrino, primo. Va a ver Supercool. Se queda hasta el final. Se divierte.  Se va a dormir feliz.

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