WANDERLUST PELÍCULA

Por Javier Porta Fouz. David Wain lleva cero películas estrenadas en los cines argentinos. Cero. Pero bueno, pueden buscar Wet Hot American Summer, The Ten, Role Models y Wanderlust. Algunas están en DVD, otras hay que buscarlas por otros lados. En todas actúa Paul Rudd. Hace poco vi Wanderlust, con Paul Rudd y Jennifer Aniston.

Wanderlust salió en DVD en Argentina el año pasado, y le pusieron Locura en el paraíso. Sí, en serio. Dejemos de lado el título. ¡Locura en el paraíso! Bueno, la película es una de esas que si siguieran existiendo muchos videoclubes se recomendaría sin dudar ante el pedido de “quiero ver una comedia”. Wanderlust es una comedia sin esfuerzos. Se entra bien, se sigue bien. Hay grandes chistes, sobre todo en la primera parte. Jennifer Aniston es linda a pesar de los retoques faciales. Es linda porque era hermosa. Y Paul Rudd tiene timing, su propio timing cómico, y además regala timing alrededor sin renunciar al suyo. Dicho de otra forma, Rudd es un gran tiempista de la comedia: puede regular en función de los otros actores, de cómo se mueven, de cómo le hablan. Rudd conecta con el modo mujer caprichosa y cambiante de Aniston, con el modo hippie relajado de Malin Akerman, o con el modo emocionalmente bestia de la genial Kathryn Hahn. Paul Rudd se desafía a sí mismo al llevar al límite en el espejo una catarata de frases idiotamente “sexys”. No hay nada sencillo en el arte de Rudd, nada fácil de encontrar. Rudd es la demostración (una más) de que el actor de comedia incluye dentro de sí al “del drama” y no se da la recíproca.

Ah, sí, un poco del argumento: Wanderlust trata de una pareja que intenta vivir el sueño de profesionales y propietarios en Nueva York, pero la crisis y su propia desorientación los lleva en dirección al fracaso y deben dejar la ciudad. Y llegan a un campamento hippie. Y basta del argumento. Bueno, como se dijo, la película despliega los mejores chistes (la agente inmobiliaria es extraordinaria) en la primera parte. ¿Por qué? Porque en esa primera parte, como pasa en muchas otras comedias, la narración es más libre para sumar personajes, y la presentación y la descripción suelen ser placenteras si el timing está asegurado y apuntalado con buenas dosis de chistes y sentido del absurdo. En la primera parte muchas comedias seducen mejor, son los momentos en los que abren el juego. En la segunda parte suele aparecer la necesidad de cerrar la historia, y Wanderlust se ata a cerrar decorosamente pero no con imaginación, y así Wain no logra un final a la altura del de Role Models (su mejor película hasta el momento).

Uno de los productores de Wanderlust es Judd Apatow, un creador de universos cómicos que como director se ha especializado en salirse del esquema planteo abierto-resolución convencional de tantas comedias, con lo que se inclinó hacia el dramedy (la mezcla de comedia y drama) de mayor duración, que le funcionó de forma magistral en Funny People, en la que se renovaba el planteo y la película parecía seguir empezando después de superar la mitad. Eso puede ser un defecto estructural pero Apatow lo lograba manejar con una furia cómica y una negrura vitalista (Sandler en estado de perfección) que hacía todo convincente. Bueno, pero no nos vayamos de Wanderlust, una película más modesta que la última dirigida por Apatow (This Is 40), con la que se relaciona por el tema de la pareja de edad similar en crisis. Parcialmente, Wanderlust es una versión menos ambiciosa y a la vez más consistente de This Is 40. Wanderlust tiene poco de la locura que recibió en su título de lanzamiento en Argentina. Para bien y para mal, es una película muy consciente de sus límites.