CINE, FÚTBOL, ÓPERA, FÍLMICO, DIGITAL Y DVD |
Los tiempos están cambiando |
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Esta semana estamos asistiendo a la oferta de partidos del mundial de Sudáfrica en los cines. Es verdad que no es la primera vez, pero nunca hubo tanta oferta como en este torneo. En realidad, si uno toma otro sentido de la palabra “oferta” en realidad no la hay: las entradas valen $40 para los partidos del mundial en los que no juega Argentina y $60 para los que juega Argentina. Pregunté en una sala si se podía usar alguno de los descuentos que uno usa para ir al cine y me dijeron que no. “¿Ah, entonces hay que pagar los $60 para ver a Argentina, no?” y la chica me dijo “no, $75”. “¿pero no era $60?”, le dije. Y la chica me dijo “es que viene con pochoclo y gaseosa”; “ah”, dije, “¿pero no se puede pagar la entrada sin el pochoclo y sin la gaseosa?” La respuesta fue que no, que ya “era así el combo”. En fin, no iré a ver cómo se ven en alta definición digital los partidos de la selección. Pero no importa si uno va o no va, lo destacable es la naturalización cada vez mayor del uso de las salas de cine para la exhibición de material que no pertenece al arte del cine. (Me cuentan, además, que en salas de cine de Mar del Plata se han hecho competencias de juegos de Family Game proyectados en la pantalla.)
También esta semana ha comenzado un ciclo de proyecciones de ópera y ballet, con La Traviata. No, no se trata de películas hechas en base a una opera sino funciones de ópera registradas y exhibidas en digital, con entradas a $45, monto que ha sido tildado de “precio popular” por la gente que me mandó un montón de gacetillas sobre el asunto. La gran reconversión del fílmico a la alta definición digital está probando ser imparable (recuerden que ─salvo el IMAX, que es fílmico de 70mm─ las funciones en 3D son en digital), y el lugar que antes estaba destinado al arte del cine ahora ofrece sus instalaciones a diversos espectáculos.
El cine, mientras tanto, sobrevive como puede, con algunos éxitos, con algunos buenos y también exitosos estrenos argentinos, con películas que se estrenan casi por inercia y con cada vez menos lugar para esas películas minoritarias y prestigiosas no estadounidenses y no argentinas que no paran de atrasar su fecha de estreno. No se sabe bien cuándo va a estrenarse Vincere de Marco Bellocchio, Camino de Javier Fesser directamente saldrá en DVD, La pivellina de Tizza Covi y Rainer Frimmel iba a estrenarse en junio y ahora no, y Las hierbas salvajes de Alain Resnais ya se atrasó unas cinco o seis veces.
Para hablar de lo que sí se estrenó ayer jueves, luego de sorprenderme por los $75 de los pochoclos + la gaseosa + Argentina + Nigeria, vi algunas películas, como la descangayada, violenta, graciosa y muy simpática Kick-Ass y la tierna y a la vez dolorosa Treeless Mountain (aquí titulada Los senderos de la vida) de So Yong Kim. A esta última la vi por segunda vez (la había visto hace un año y medio en DVD como parte de la selección para el Bafici), y esperaba verla en fílmico, porque me habían dicho que se estrenaba en ese formato. Pero comenzó la proyección y resultó ser un DVD, porque en algunas salas se estrenó en ese formato y en otras en fílmico. La exhibición está cambiando y uno puede encontrar calidades y precios diversos, (aunque no te hacen descuento por exhibirte un DVD que no está capacitado para verse en pantalla grande). Cada vez más el espectador deberá preguntar, informarse y elegir antes de sacar una entrada.
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