Y SIGUE LA REVISIÓN DE LA TEMPORADA
Balance 2009 (tercera parte)

¿Qué pasó ayer?Gran TorinoPor: Javier Porta Fouz. Estamos parados en el medio de la lista, y nos sentimos muy bien. Tres películas fundamentales de este 2009 con el que algunos dicen que termina la década (¿o termina en 2010?): una de esas películas fundamentales se venía venir, y las otras dos fueron sorpresas.

 

El puesto número 6 es para ¿Qué pasó ayer? De Todd Phillips. Sobre ella escribí esto en Hipercrítico y esto para El Amante. Y agrego que se sabe, que sabemos, que estoy convencido de que la comedia es el género más difícil de hacer. Y ¿Qué pasó ayer? no sólo es una gran comedia sino que además logra serlo a partir de un subgénero tan bastardeado como el de “despedida de soltero en Las Vegas”. Sí, ¿Qué pasó ayer” es una sumatoria de grandes chistes, pero no son chistes acumulados por el relato o meramente encajados en los personajes. Los chistes de esta película son vividos por los personajes (que realmente tienen espesor) e integrados en una película inolvidable (y eso que se trata del olvido del día anterior). Una sorpresa mayúscula, a pesar de algunos buenos antecedentes del director (Old School, Road Trip, Starsky & Hutch). Y uno de los actores revelación del año: Zach Galifianakis.

El puesto número 5 es para Gran Torino, de Clint Eastwood, el gran clasicista, el gran director que se viene despidiendo desde hace rato. Los imperdonables, Jinetes del espacio, Río Místico, Million Dollar Baby e incluso la próxima Invictus son películas que encajan como “testamento” (más allá de que algunas nos gusten más o menos que otras; a mí Río Místico no me gusta, y Jinetes del espacio me deja indiferente). Pero Gran Torino es la más testamentaria de todas: Eastwood pone todas sus arrugas y sus gruñidos al asador y hace una película en la que detrás de las quejas de su personaje se esconde una cosmovisión desencantada sobre su país. Sin embargo, Eastwood cree en la humanidad y cree que puede ser salvada. Gran Torino es, por otra parte, una de las películas más entretenidas del año, y prueba una vez más que no hay mejor optimista que un buen gruñón. Y que los verdaderos progresistas son los que poseen bien afilado el sentido de la justicia y pueden jugarse por él. Eastwood, una vez más, gruñe apasionadamente sobre el bien y el mal.

Y hablando del bien y del mal, el puesto número 4 es para Agente internacional (Tom Tykwer, el mismo de la muy famosa Corre Lola Corre y de la olvidada y maltratada Heaven). Agente internacional es sobre malos y buenos. Esto es un fragmento de lo que escribí sobre la película para El Amante de mayo: “Agente internacional despliega un mundo al que si uno despierta, o si llega a ser tocado, involucrado por sus poderes más oscuros, puede convertir cada sensación que experimentemos en un vertiginoso desasosiego. Eso le pasa a Louis Salinger (Clive Owen), el agente de la Interpol que ‘está hecho mierda’. ‘You look awful’, le dice a boca de jarro Eleanor Whitman (Naomi Watts), y no vamos a traducir eso por ‘luces espantoso’. ‘¿Luces?’. No, lo mira, y le dice ‘estás hecho mierda’. Es que este hombre ‘está hecho mierda’. Quiere entender las redes de intereses financieros, políticos, armamentistas de la actualidad (ok, de la actualidad que recorta la película). Y lo peor es que empieza a entenderlas. Sí, está hecho mierda. Y estará peor, porque no le basta con entenderlas, además quiere justicia (‘some fuckin’ justice’). Pocas veces un héroe de una película tuvo tan pocos triunfos, ni tan siquiera tangueros pobres triunfos pasajeros. Lo único que le queda a Louis Salinger es su obstinación: no come, no coge, no duerme. Decidió que va a hacer las cosas bien y hasta las últimas consecuencias.” Eso, actúa Clive Owen, que si no está en pavadas cancheras como Duplicity (que fue seria candidata a figurar entre las peores del año) es un actor impresionante. Esto escribí sobre él hace meses: “es uno de los grandes actores del cine actual: sólido; pesado en el sentido más noble del término, pisa con seguridad, y llena la pantalla de una extraña melancolía. Su Salinger, pertrechado de diálogos hoscos, concentrados, breves y profundos (habrá que prestarle atención al guionista debutante Eric Singer), es una especie de Bogart (muy) desaliñado aderezado con una desazón ineludiblemente contemporánea. Y, como una buena estrella clásica de cine, Owen es magnético.”

Y hoy cortamos acá con las mejores y pasamos a una de las quedaron en el podio de las peores: Sólo un sueño, de Sam Mendes. Una bobada con ínfulas de estar-diciendo-algo-importante-sobre-la-crisis-de-una-pareja-y-el-sueño-americano-y-que-los-locos-son-los-más-lúcidos-de-todozzzzzz. Ah, incluye un plano-aborto-sangre en la alfombra filmado como solo alguien que odia al cine puede hacerlo.

Hasta la semana que viene

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