TRES RECOMENDACIONES
Hay que ver Adventureland (y las otras películas del director)

AdveturelandPor: Javier Porta Fouz. El próximo jueves 4 de junio se estrenará aquí Adventureland (con el agregado de “Un verano memorable” en el título). Es la tercera película de Greg Mottola. Hablemos de las dos anteriores y luego de esta gran novedad.

En 1998 se estrenó en Argentina la primera película de Mottola, The Daytrippers, de 1996 (en esa época no había “DVD zona 1” que arruinara tanto el negocio si se tardaba en estrenar). The Daytrippers se llamó aquí Deseos y sospechas, y fue una sorpresa muy agradable: comedia independiente amarga, sofisticada, neoyorquina, y con mucho desplazamiento urbano, confirmó a algunos actores incipientes (Hope Davis, Liev Schrieber, Parker Posey) e hizo brillar una vez más al gran Stanley Tucci y a Anne Meara, la experimentadísima comediante madre de Ben Stiller. Deseos y sospechas se consigue en VHS, y no tengo noticias de que esté editada aquí en DVD.


Pasaron once años, en los que Mottola trabajó en televisión, hasta la segunda película del director. La espera valió la pena: con guión de Seth Rogen y Evan Goldberg y producción de Judd Apatow (tres nombres muy importantes en una de las últimas renovaciones de la Nueva Comedia Americana), Mottola dirigió Superbad, estrenada aquí como Supercool (uno de los cambios de título más raros de todos los tiempos). En el momento del estreno de la película, escribí este pequeño texto para El Amante, lo copio aquí y ya pasamos a Adventureland: “Los tres adolescentes de Supercool –obsesionados por el sexo y el alcohol– son el gordo guarro, el rubiecito sensible y el aparato todoterreno. A la dirección de Mottola (el mismo de Deseos y sospechas, modelo de cine independiente de 1996) podría adjudicársele el logro de diluir los estereotipos en un tierno realismo alumbrado con luz de cine de los setenta. Del guión de Seth Rogen y Evan Goldberg tal vez provenga el altísimo arte de la puteada presente en los diálogos. Quizás el casting, los actores y las rítmicas elipsis sean también responsables de la perfección en el ensamblado de situaciones cómicas de este relato de iniciación que cuenta un día (el día) en la vida de estos chicos. Supercool mezcla lucidez, tonterías, maravillas, peleas, amistad, disparates, lealtades, humor salvaje y emociones; y pasa de poner el acento en el futuro con la preparación de la “gran noche” a resaltar el presente de la aventura nocturna, y a la mañana siguiente nos lleva a la nostalgia. Y prueba que para tener éxito no es necesario hacer otra película término medio. Porque una comedia así –con sus dibujos y su coche asesinado, con McLovin, con Seth y con Evan– es uno de los grandes ejemplos de lo extraordinario en el cine.” Supercool se consigue en DVD.


Adventureland sitúa la acción en 1987, en un parque de diversiones de provincia –el Adventureland del título– al que va a parar James (Jesse Eisenberg, de Historias de familia) como empleado, luego de quedarse sin viaje de graduación a Europa y sin poder conseguir trabajo en otro lado. El parque de diversiones es, por decirlo con amabilidad, decadente, y no sólo por el paso de los años desde su apertura: parece haber sido decadente desde su inicio. James está en ese momento de decisiones, frustraciones y revelaciones que significa el paso del colegio secundario a la universidad, y es un intelectual con “poca calle”. Es bueno, noble, inteligente, pero debe aprender unas cuantas cosas. Ese verano en ese parque de diversiones será clave. Conocerá a Em (Kristen Stewart, la chica de Crepúsculo), se hará de nuevos amigos y tendrá que desentrañar lo que significa enamorarse en el mundo real. El pasaje del mundo intelectual de James al mundo real es retratado con una alta tersura y alta inteligencia por Mottola (también autor del guión, bastante autobiográfico), sin caer en “enseñanzas de vida” obvias ni volantazos absurdos o ridiculización alguna. La vida de James y la de Em parece fluir –no exenta de dolor– en un verano de un tiempo distinto, más lento que el actual, mucho menos “comunicado” (es clave la ausencia de celulares, mails y otros dispositivos). Adventureland es una película de los ochenta pero no es una película de época gritona, chillona, llena de jopos, de ropa de corte estrambótico y puros hits musicales. En música, en peinados, en actitudes, hay variedad y buena dosificación. Hay chistes con alguna canción (la insoportable “Rock me Amadeus” de Falco), otras canciones sofisticadas y hermosas (de Lou Reed, de The Replacements), y un ambiente general de extraño encanto, un encanto vital no edulcorado. Véanla en el cine, no a todos va a gustarle y no a todos les parecerá una película importante (las comedias lo tienen difícil con cierto público), pero quienes conecten con el relato seguramente vivirán una experiencia inolvidable.

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