TODOS TESTIGOS DE TODO
Bienvenidas las cámaras

Imagen de la cámara de seguridad de un tren en BarcelonaPor: Sebastián Di Domenica. Hace algún tiempo charlaba con un conocido sobre los avances de la tecnología; el señalaba tristemente que el nuevo mundo del siglo XXI planteaba el fin de la plena libertad; "porque somos controlados en las redes y observados a través de diferentes aparatos". Pero en mi opinión, esta nueva realidad no resta libertad, sino que elimina privacidad. ¿Menos privacidad es menos libertad? Algunos pueden pensar que si. Yo pienso que más allá de la pérdida de privacidad, que no es lo mejor, la posibilidad de ver más y la opción de poder ver cosas que antes no se veían, puede llegar a ser muy beneficioso. Ver casi todo puede ser positivo para reconocer datos de una sociedad, e incluso para facilitar la convivencia de los seres humanos. La exposición también puede ofrecer peligros, pero el ocultamiento de temas y de situaciones puede ser aún peor.

Los beneficios de este tipo de exposición quedaron expuestos de manera clara la semana pasada cuando una joven ecuatoriana de 16 años, en un tren en las afueras de Barcelona, fue golpeada de manera impune por un joven español de 21 años. Este último, mientras hablaba por teléfono celular, le aplicaba patadas y piñas a la chica; y la insultaba y condenaba por ser latina e inmigrante.
 
Pero el vandalismo y la prepotencia exacerbada de este joven intolerante quedó grabada por la cámara de seguridad del tren. El violento joven luego fue denunciado y perseguido. Y su actitud se reprodujo en noticieros de televisión de todo el mundo. El exceso de alcohol fue la excusa que le presentó a la justicia y a la comunidad. Más allá de si al final le corresponda o no una condena judicial, este hecho va a marcar la vida de este joven. Y seguramente va a generar un llamado de alerta a los violentos, intolerantes y prepotentes. Las cámaras observan. La violencia no puede quedar impune porque todos somos testigos.

La historia de la ecuatoriana tuvo un tercer protagonista. Un argentino que viajaba en el mismo tren, y que a metros del incidente, observaba inmóvil la situación. En el momento del hecho no hizo nada, y fue criticado, pero fue ese mismo argentino el que ayudó a la ecuatoriana luego del incidente y quien le dio la gran noticia: "no te preocupes, está todo filmado". La frase auguraba una opción de justicia.

Diferentes personas me comentaron que en el lugar del argentino, se hubiesen agarrado a las piñas con el violento para poner fin a semejante atropello. Incluso, una amiga feminista me dijo que le hubiese "pateado las bolas". Más allá del imaginario y de las posibilidades reales en ese sentido, creo que la violencia nunca puede ser la mejor respuesta para la violencia.

Además, en general todos pensamos que frente a una injusticia, vamos a actuar como héroes: afrontar el miedo, poner valentía y ubicar las cosas en su debido lugar. Bien por los valientes que se meten, y lo logran. Bien por los que todos los días hacen valer derechos propios y ajenos. Espero que cada día existan más. Pero al margen de eso, la  realidad prueba que el ser humano no siempre es un héroe. Y no me parece justo que se le exija a todos heroísmo. El argentino de aquel tren seguramente tuvo miedo y quedó paralizado. Y como inmigrante en un país extranjero, y como ser humano, hizo lo que pudo.

Pero allí estaban las cámaras, y la prepotencia no quedó impune. Además, en relación al argentino, es inquietante pensar que hubiese pasado si se levantaba y frenaba al joven alcoholizado. Seguro hubiese comenzado una pelea, tal vez hubiese actuado la policía, los dos hubiesen sido detenidos, y el sudamericano quizá hubiera sido deportado. El hecho no se hubiese expuesto y el violento hubiese quedado impune. La realidad fue otra: violencia, miedo, la prepotencia del dueño, el silencio de los inocentes, pero una cámara encendida.

Hace algún tiempo, el programa Crónicas Extremas de Rolando Graña  expuso el material de las cámaras de seguridad de la plaza ubicada en frente de la Facultad de Medicina. Y las imágenes ofrecían panoramas de todo tipo: sexo casual, baño a cielo abierto, robos, fumata y mucho más. Gente que desconocía su situación de observado quedaba a la vista de miles de personas que miraban la tele. Es la nueva realidad. Las cámaras están en todas partes y observan. Bienvenidas sean si sirven para ofrecer algo de justicia. Bienvenidas sean si ayudan a que todos hagan valer sus derechos. Bienvenidas sean si ayudan a que cada día sean más los que se meten para defender derechos propios y ajenos.

Para terminar, una frase de Isaac Asimov en relación a la temática: La violencia es el último recurso de los incompetentes.

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