IMÁGENES DE BAILE DESDE UNA CARCEL |
Historias extrañas desde You Tube |
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Los clips de los presos en danza ya han generado millones de visitas y la cárcel se hizo conocida a nivel mundial. Tal como se puede observar en la página del CPDRC en Wikipedia, periodistas y medios de diversas partes del mundo han desarrollado notas sobre esta experiencia de "baile en la cárcel". E incluso, la penitenciaría fue tomada como un ejemplo de rehabilitación social a través de la danza.
Es cierto que los videos tienen mucho ritmo y energía, pero frente a la historia, surge un interrogante: ¿cómo puede ser que las autoridades penintenciarias logren que tantas personas entrenen de manera disciplinada y coordinada? Desde un blog, se pincha la historia ejemplar. Según se señala en un post, otro video de You Tube expone el lado oculto de esta historia: la cárcel cuenta con durísimas condiciones de vigilancia, los presos son obligados a entrenar entre 12 y 16 horas diarias y hasta se dice que se desconoce el paradero de aquellos prisioneros que se negaron al entrenamiento musical. A su vez, explica que el hacedor de esta comedia musical carcelaria es una persona muy poderosa, ya que es el hijo de un diputado y el hermano de la gobernadora del estado filipino de Cebu. Desde esta columna y a varios miles de kilómetros de Filipinas, es difícil comprobar cuál de las dos facetas del relato tiene más elementos de la realidad.
Tal como la historia fue contada por muchos medios de comunicación en diversos rincones: la danza puede llegar a ser una herramienta sensacional para trabajar con reclusos en cárceles del mundo. Pero así como los medios no siempre dicen la totalidad de la verdad, los videos de You Tube tampoco. Y en esta época de efectos especiales hechos en la casa, la fantasía puede colarse en cualquier momento a través de la pantalla del monitor y mezclar la ficción con la realidad; y confundir a todos por igual. Por supuesto, y tal como ya fue señalado en muchas notas periodísticas de diferentes países, las coreografías están muy logradas y vale la pena disfrutarlas. Pero atención, que la magia de los videos en Internet no nos confunda. Que las maravillas de la red no nos lleven a confundir la música y la danza con la represión y el castigo. Hoy más que nunca, no alcanza con ver para creer. Desde la generalización de la tecnología, el ojo no es suficiente. El hombre para descubrir la verdad tiene que indagar más allá de lo que sus ojos le comunican. En eso estamos.
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