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Superobama y la tecnología |
Por: Sebastián Di Domenica. Algunos días antes de asumir, a Barack Obama se le cayó el Blackberry de las manos, y según dicen, se partió en dos. La imagen recorrió el mundo: el presidente norteamericano observaba sobre el piso su preferido y ultimado dispositivo tecnológico. Luego se dijo que debía decirle adiós a ese aparato, porque todo lo que escribe el presidente de ese país, es un hecho público y debe archivarse. En los últimos días se confirmó que Obama mantendrá su Blackberry, pero en una versión superencriptada y para contactos personales o de colaboradores muy cercanos. La historia de su Blackberry, con idas y venidas sobre lo que se puede y lo que no se puede, ofrece un paralelismo entre las intenciones y las posibilidades reales de la democracia electrónica. |
¿El romance continúa?
Nadie puede negar que en la campaña demócrata se utilizaron de manera brillante las nuevas tecnologías para lograr adhesiones, donaciones, participación y votos. Además, el candidato logró encarnar un mensaje de cambio y esperanza que el electorado deseaba escuchar y apoyar ¿Pero esa mística se puede trasladar a la democracia en general? ¿Es posible a través de las tecnologías de la comunicación mejorar la participación real de la gente en un Gobierno?
Obama desde la página de la Casa Blanca
En las últimas semanas han aparecido infinidad de notas periodísticas que detallan la utilización de Internet y de nuevas tecnologías a favor de la campaña de Obama. Al mismo tiempo, en los últimos días también el periodismo ha señalado que la página de Internet de la Casa Blanca (www.whitehouse.gov) desde la asunción de Obama ofrece novedosos y renovadores caminos de participación.
Las nuevas propuestas de esta página seguramente tienen diversos objetivos. Entre ellos se puede mencionar: conocer la opinión de la gente en relación a las acciones gubernamentales, y a su vez, intentar mantener viva la llama que se encendió a lo largo de la campaña. Todos aquellos que han participado de la campaña de Obama de alguna manera se han sentido parte de este triunfo; y esperan de este nuevo presidente lo mismo que durante la campaña. Entonces, la pregunta nuevamente es la misma: ¿es posible sumar a miles de ciudadanos a las acciones de gobierno de un país?
Puro Marketing
Antes de intentar responder esa pregunta, hay que decir que lejos de todo el romanticismo que presenta la figura de Obama, los aciertos en la campaña demócrata fueron ante todo brillantes jugadas de marketing. Las novedosas formas de participación y la adhesión de voluntades a través de la tecnología, se planteaba desde una poderosa y pensada jugada de marketing.
El blog de Ariel Arrieta, especialista en estos tema, señaló hace poco grandes aciertos de la apuesta de Obama en el camino a la Casa Blanca. A continuación el resumen de algunas de esas jugadas maestras de marketing: -Foco en la gente: Se puso el foco en la gente y no en el candidato. A la gente le gusta oir sobre ellos mismos y esa modalidad de acción hizo que más de 3 millones de personas donen dinero para la campaña. -Flexibilidad: Permitieron que todos se adueñen de la marca Obama y le sumen aspectos nuevos. -Escuchar: Utilizaron las redes sociales para sumar adeptos, pero también para escucharlos y evaluar opiniones. -De internet al mundo real: Utilizaron las redes para sumar adeptos, pero también para ofrecer herramientas y directivas para organizar a sus seguidores en el mundo real. -Video en internet: Utilizó el video desde Internet y logró llegar a millones de espectadores sin pagar un solo peso. -Celulares: Los interesados en recibir datos de Obama enviaban un mensaje de texto. A partir de allí, recibían en su celular, diferentes SMS con noticias del candidato. El resultado: una base de datos con 3 millones de números de personas que querían información. -Publicidad Online: Utilizaron todas las nuevas variantes de publicidad. Y además, utilizaron la publicidad en motores de búsqueda como una táctica de rápida respuesta a los ataques (compraron frases negativas tales como "Barack Obama es musulmán", con links que llevaban a paginas que derribaban el mito).
Hay que esperar
Sin duda, entre las geniales tácticas de marketing en internet a la apertura real de la participación ciudadana en las acciones de gobierno, hay una distancia. Una nota reciente de Ñ de la periodista Sonia Jalfin se ocupó de profundizar en este tema. El título del artículo era: "Obama y los dilemas de la democracia electrónica".
Me gustaría destacar dos conflictos que se señalan en la nota sobre la dificultad de la deliberación en la red. Debate sordo: en la mayoría de los foros la gente opina más de lo que lee a los otros. Es decir, que en muchos casos, se suceden monólogos que no esperan respuesta. Cantidad: Algunos temas en los foros de Obama generaban miles de comentarios; y sobre este punto, el artículo se hacía la siguiente pregunta: ¿cómo incorporar semejante cantidad de opiniones a la legislación? Hay muchas más dificultades, pero estas dos sintetizan problemas reales de la discusión en la red y que pueden entorpecer la puesta en marcha de la democracia electrónica.
Al margen de las dificultades y ruidos, seguramente las nuevas herramientas tecnológicas cuentan con un potencial único en la historia para lograr nuevos caminos de participación. Obama puede ser el primer líder de la historia que aplique estas nuevas herramientas de manera amplia. ¿Tendrá éxito en esta apuesta? ¿Tendrá por primera vez la ciudadanía un lugar central en el armado de la gestión pública a través de las nuevas tecnologías? ¿Cambiará la democracia para siempre? ¿Obama será Superobama? Aún hay mucho por ver. La democracia electrónica es uno de los tantos enormes desafíos que tiene por delante este nuevo líder mundial.
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