CONEJOS REVELADOS
El truco mejor escondido de David Copperfield

David CopperfieldPor: Cicco. La magia es una de las pocas actividades del hombre en donde uno paga por ser engañado. La otra es el matrimonio. Sin embargo, la magia es más espectacular, enigmática y, sobre todo, menos dolorosa que el matrimonio. Así que mejor nos inclinaremos a hablar sobre ella. En lo personal, tengo una relación estrecha con la magia. Una vez, hice desaparecer una milanesa napolitana a caballo en menos de 20 segundos. En otra oportunidad, atravesé una puerta de acero blindada de 40 centímetros de grosor, que casualmente estaba abierta.

Por si fuera poco, mi hermano es aprendiz de mago. Estudió con los mejores y, durante años llevaba una valijita con sus trucos. Hacía desaparecer monedas y billetes, y así ganó un modesto ingreso que finalmente debió gastar en abogados para evitar ingresar al Penal de Marcos Paz. Hoy, mi hermano está casado y desde entonces, no abre más la valijita. El matrimonio, ese vil engaño, eclipsó su magia.

Pero mi vínculo con el rubro trasciende los lazos familiares. Tiempo atrás, gracias a una larga nota sobre el mundo del ilusionismo, me puse en contra al 90% de la gente que usa galera en este país. Hoy, si veo a alguien con capa y no es un superhéroe, cruzo la calle o beso apasionadamente al primero que se me cruce, aún si es un poste de luz.

El riesgo valió la pena. Gracias al artículo, pude conocer cómo actúan los magos en la intimidad. Entrevisté a ilusionistas, mentalistas, y a René Lavand, el mago de cartas más asombroso del país, creador de la lentomagia, una técnica que es tan endemoniadamente lenta, que se pone en práctica en el momento exacto cuando uno mira el reloj para irse.

Cuando lo conocí, René tenía la bragueta baja. Imaginé que si miraba con atención en el interior, podría descubrir la razón de ser de su magia. Sin embargo, me limité a señalarle la entrepierna: “Me parece, maestro, que se le ve la varita”. René se disculpó y con su única mano –la otra la perdió en un accidente- se acomodó el bulto. “Hago todo a las apuradas. Me pasa siempre. Soy muy olvidadizo”. Me llamó la atención que, el mago más lento y meticuloso del mundo, fuera en persona, el mago más rápido y despistado del mundo. Pero así es la vida de estas personas que eligen vivir con un conejo en la cabeza y una paloma cagándole en el bolsillo.

El gremio se enfureció con el artículo. Un mago llamó para recriminarme. “¿Por qué contaste que el ventilador me mató a la paloma en esa fiestita infantil?” Otro porque dije que su paloma había salido volando por la ventana y, aún cuando los niños lloraron y patalearon para que volviera, el bicho nunca más regresó. Y los que no me putearon, me quitaron el saludo. Es que yo había percibido algo que, en ese artículo, no logré terminar de plasmar. Pero que quiero registrar aquí: en cada mago, es una regla, hay gato encerrado. Y esto no tiene nada que ver con el mago Emmanuel y su pareja, la ex vedette Paula Volpe. Esto es parte de su psicología oculta. Y de una noticia de último momento: el escándalo que pone en peligro el futuro del ilusionista más importante del planeta, el gran David Copperfield. Se preguntará: “¿De qué escándalo está hablando este idiota?” Bien, le pasaré a contar, aún cuando me maltrate y tenga un mago en la familia.

Primero unas líneas introductorias sobre David. Copperfield está considerado por la Revista Forbes el 13° hombre mejor pago en el rubro entretenimiento. Hizo desaparecer la Estatua de la Libertad, atravesó la Muralla China, escapó de Alcatraz, levitó sobre el Gran Cañón del Colorado y, lo que es más asombroso, se zambulló en la bombacha de la modelo Claudia Schiffer. David tiene su figura en el célebre museo de cera de Madame Toussaud en Londres. El gobierno francés lo nombró Caballero de artes y letras. En el 2000, fue considerado una leyenda viviente por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos –el título caduca, por supuesto, cuando uno muere-. Desde hace tiempo, cuatro países lo tienen a David en sus estampillas y aún hoy no lo pueden despegar. Dio siete veces espectáculos privados para presidentes en la Casa Blanca. Celebra 550 shows al año y sus programas fueron vistos en 40 países por más de tres mil millones de personas. Desde 1982, David impulsa un proyecto para imponer las manos e irradiar, digamos, magia a pacientes con problemas motrices en 1100 hospitales de 30 países. Copperfield fue el mago más joven en ser admitido en la Sociedad Norteamericana de Magia. Y a los 16 ya daba clases sobre cómo convertir un conejo de galera en un conejo a la cacerola.

Usualmente, diseñar un truco le lleva dos años y medio. Pero su célebre ilusión de volar le demandó siete. Y su truco para conquistar chicas, al parecer, le llevó toda una vida y ahora le puede costar su carrera.

Una modelo de Seattle, de 21 años, acaba de denunciar a Copperfield por abuso sexual. Dijo que luego de un show, David la invitó a su isla privada en Bahamas, que compró por 50 millones de dólares, luego desapareció de su vista y se materializó, minutos más tarde, en pijamas y sosteniendo entre las piernas una varita como dedo de ET el extraterrestre.

Qué pasó de ahí en más, es algo que investiga la justicia. Por lo pronto, tres agentes del FBI allanaron el museo de David, sus oficinas y su depósito de trucos en Las Vegas en busca de pruebas. “Los agentes chequearon minuciosamente el sitio de trabajo del señor Copperfield y rastrearon el interior de sus aparatos de ilusionismo”, recalcó un oficial abocado a la investigación del caso. “Los hallazgos son parte del secreto de sumario, al igual que el paradero de los tres agentes. Por lo pronto, si ve a un animalito rastrero con anteojos de sol que lo somete a un interrogatorio, comuníquese inmediatamente con el 911”. 

En medio de la investigación, citaron a declarar a varios de los históricos auxiliares de David. Si bien tienen un pacto de confidencialidad que les impide revelar los trucos, los asistentes confesaron ante la justicia el método de David para conseguir chicas, que, como verá ahora, es el truco más viejo del mundo.

En los shows, mientras los espectadores observan la imagen del mago volando por los aires y explotando en mil pedazos, en su camarín, el David de carne y hueso, tendido en un almohadón de conejos, toma champán, se fuma un pucho, y observa detenidamente las filmaciones que le traen sus asistentes con las chicas de la primera fila.

Para marcar a las candidatas, los asistentes utilizan el nombre en clave “escorpiones”. Así que, si algún día David lo invita a una fiesta privada con escorpiones, acepte rápidamente. Muchas veces, revelaron las fuentes, David cita a varios escorpiones para cubrir su estrategia de perforación cutánea y hacerlo pasar por un ágape colectivo. La fachada de amabilidad que uno ve en todo mago y que, en verdad, oculta un temible deseo por perforar a todo ser viviente del sexo opuesto. En un momento, se pone de pie entusiasmado y dice algo así como: “Traete a la rubia y a la tetona del sombrero”.

Los asistentes toman folletos de la isla privada de David y salen a explicarles a las candidatas –llamada en código “escorpiones”- de lo conveniente que es tener un mago dentro de la cama. “¿Sabés que David tiene una isla en las Bahamas? Tenemos varios proyectos en la isla donde podrías participar. Por eso, queremos tomar tus datos a ver si surge algo”. Les hacen llenar un cuestionario y luego las invitan un encuentro con el mago después del show conocido como Meet & Greet –meet: encuentro y Greet: te la meto-.

Muchas veces, revelaron las fuentes, David cita a varios escorpiones, inclusive algunos escorpiones deteriorados por el paso del tiempo y la falta de veneno, para cubrir su estrategia de perforación cutánea y hacer pasar el encuentro por un ágape colectivo. La fachada de amabilidad que uno ve en todo mago y que, en verdad, oculta un temible deseo por perforar a todo ser viviente del sexo opuesto.

Si los escorpiones llegan con novio o marido, los asistentes deben usar todo su ingenio para retenerlos. Le muestran por fuera los aparatos. Le regalan el libro de David. Le cuentan chistes verdes. Y si todo eso falla, los empujan a una caja, los cortan en pedacitos y los usan como lluvia de papel confetti.

Se cree que, gracias al truco de los escorpiones, David habría alimentado a su varita durante años. Hasta que la modelo de 21 años de Seattle, cuyo nombre la justicia se reserva, descubrió la ilusión y lo llevó al banquillo de los acusados. Si se formalizan los cargos penales y se comprueban las acusaciones, David podría ir tras las rejas, un lugar donde el ilusionismo es de ilusos y tocarle el culo a un escorpión puede costarle la vida.

Así que, qué mejor historia que la de David para certificar que, cada mago tiene gato encerrado. Y antes de despedirme, una moraleja para  reflexionar: “La magia, como el matrimonio, tiene las patas cortas”.

Ah, y una última cosita: ¡los magos son todos unos giles, no se la bancan! En especial, los argentinos. Y ahora, sí, a correr. Y si viene alguien con galera preguntando por Cicco, dígale que salió a darle de comer a las palomas.

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