Por Cicco. Una semana atrás, de viaje con unos amigos, pusieron un disco de Yusuf Islam, el artista antes conocido como Cat Stevens, quien luego de estar al borde de la muerte en el mar, juró que si Dios lo rescataba de allí, buscaría, en serio, un camino espiritual y así llegó a Allah. El disco en cuestión se llaman Yusuf Islam & Friends, y allí sonaba una voz muy conocida. “Es Michael Jackson”, dijo mi amigo. “¿No sabías que se hizo musulmán antes de morir?” No, no sabía.
En el disco, no sólo cantaba un tema, Michael entonaba cinco canciones, la mayoría a capella: espirituales, frágiles, volcadas con el corazón en una mano. Jackson, se decía, había recibido el nombre de Mijhail. Y los temas eran alabanzas a Dios y al profeta Muhammad. Acá tiene uno de ellos para que saque sus propias conclusiones. Se llama: “Dale las gracias a Allah”
“¿Cómo nadie habló sobre esto?”, me preguntaba. “ ¿Fue una conspiración de los medios occidentales de mantener su conversión en silencio?” A decir verdad, si uno busca un poco, encuentra el origen de la historia: en noviembre del 2008, el diario The Sun, anunció que Michael se había islamizado con Yusuf Islam de testigo en una mansión de Los Ángeles, que había dejado de ser Testigo de Jehová, y que había rechazado el nombre Mustafá y se inclinó por el de Mijail –Miguel-, uno de los ángeles de Dios. La conversión se dio en un momento delicado de su vida: Jackson acababa de recibir una demanda millonaria. Un príncipe árabe lo acusaba de faltar a un contrato de varios pero varios varios ceros a la derecha.
La noticia disparó el debate: el mundo islámico mostró pruebas de su conversión –su hermano Jermaine en su funeral pidiendo a Allah que ampare a Michael-, su asociación laboral en vida a Nation of Islam, una organización musulmana vinculada a miembros de su familia, y las fotos en Bahrain, Medio Oriente, donde se lo ve a Jackson con ropa islámica, pero de mujer.
Pero lo que parecía una conversión terminó diviendo las aguas: El propio Yusuf Islam negó oficialmente que él tuvo que ver en la transformación de Michael. Y Jermaine, al final, dijo que Michael no era musulmán. Si lo hubiera sido, explicó Jermaine, su final hubiese sido otro.
El debate aún después de su muerte, continúa. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es una cosa: aquellos temas tan bonitos entonados con un hilo de voz en el disco de Yusuf Islam, no eran suyos. Los cantaba este hombre, Zain Bhikha, un sudafricano con 15 años de carrera. Por suerte, Zain está vivo y entendió a tiempo que no hay ansiolítico mejor que la medicina de Dios.