JOHN ZORN/
¿El músico más loco?

John Zorn/Por: Cicco. A veces, inclasificable es un concepto que queda chico de mangas. Inclasificable lo emplean los periodistas como Catalina Dlughi para hablar de alguien que cambia. David Bowie es inclasificable. David Lynch es inclasificable. Pero este tipo John Zorn, en cambio, que visita por primera vez la Argentina,y toca el ¿? -averígüelo usted, viejo-, no es inclasificable. Está completamente loco.

La primera vez que escuche a Zorn fue un disco que sonaba, no estoy inventando, como un chino con gastritis. Su banda era Naked City. Y no era un solo tema. Era todo el álbum –por si le interesa el dato, se llama Heretic de 1992-. El amigo que me pasó el disco me dijo que era lo mejor que había escuchado en mucho tiempo –después supe que la banda usaba fotos de ejeuciones reales del siglo XIX-.”Quizás”, me advirtió, “este disco no sea el adecuado para empezar”. Y bien, no lo era.

Necesité años para curarme del espanto de Naked City y escuchar a Zorn con atención, sin la regurgitación de aquel chino cantor. Algunos aún no pueden hacerlo. “Los medios ignoran y ridiculizan mi música porque no saben dónde ubicarla”, dijo Zorn, en una de las escasas entrevistas que dio en su larga carrera. Desde entonces, les pide a los periodistas que no escriban reseñas de sus conciertos o de sus discos. Nunca lo entenderán.

Zorn, para cuando lo presente Catalina en la tele de Argentina, dirá que lo que él hace es free jazz, pero eso tampoco es suficiente. Ornette Coleman hace free jazz. Pero como Zorn es saxofonista y cuando está lúcido y cuerdo busca hacer jazz sin muchas reglas, entonces, le calzan la etiqueta.

Zorn es, digamos, como si Dalí hubiese sido compositor. O si Emile Cioran, ese filósofo del suicidio, en lugar de escribir manifiestos demoledores sobre el género humano, llevara todo eso al pentagrama. Hablando del tema, “invitación al suicidio” es uno de los hits de Zorn, una composición inusualmente bella y envolvente.

John da vuelta temas de películas hasta hacerlos prácticamente irreconocibles –lo hizo con Batman, y esa sí es una buena forma de empezar a escucharlo-

Hizo música de películas. Tocó con estrellas como Mike Patton y Lou Reed. El director Michael Haneke, ese inclasificable dirá Dlughi, usó su música para la película Funny Games. Entre su música favorita, aquella que John encuentra más inspiradora, están la de los dibujos animados.

Hizo desde jazz a hadrock y punk. Tocó con orquestas sinfónicas y con bandas pequeñas.

En la Argentina, Zorn trae su banda y su proyecto Masada  que es la interpretación que hace de la música hebrea, algo que, más que cultura judaica, da la sensación de rabino en calzoncillos. Lo quiero tanto a Zorn porque gracias a los locos, la música se expande, los límites caen y nos hacen creer, aunque sea un poco, que todo es posible.

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