"LA VIDA EN UN DÍA" DE RIDLEY Y TONY SCOTT/
¿El documental del año?

Life in a day/Por: Cicco. Qué difícil que son las películas corales. Rara vez, los directores la pegan. Normalmente, las historias con muchos personajes y narraciones mínimas son una ensalada sin sabor, un puñado de cordones anudados y perdidos. Hay excepciones valiosas, claro: “Pulp fiction” de Tarantino, y “Magnolia” de Paul Thomas Anderson, son dos que hicieron de los cabos sueltos un único tejido de alfombra. Pero claro, con buen guión todo es posible. Ahora bien, a los hermanos Scott, Ridley y Tony, le dieron uno de los mayores desafíos del cine: hacer una película coral con videos caseros de todo el mundo filmados un mismo día: el 24 de julio del 2010. Lo que salió de ahí es la última gran epopeya del séptimo arte.

El proyecto, sponsoreado y convocado por youtube, fue crear un legado fílmico para las generaciones futuras. Un film que muestre cómo se vive en los tiempos que corren, mal o bien, ordenados o caóticos, conectados y sin conexión, con frialdad y con corazón. Los hermanos Scott recibieron 80 mil videos, 4500 horas en total. El trabajo de selección y compilación le tocó a Joe Walker, el editor, que pasó siete semanas encerrado –junto con un equipo de 24 personas- viéndolo todo.

Los participantes debían responder en imágenes tres preguntas: qué amas, a qué le temes y qué tenés en los bolsillos: El resultado no es un pegote musicalizado de videos. “La vida en un día” es uno de los registros más sentidos sobre la existencia, la muerte, la familia, la libertad, la poesía, y el sentirse un punto, un caracolito perdido en el océano humano. En una hora y media “La vida en un día”, cuenta lo mismo y mejor que Terrence Malik necesitó tres horas para “El árbol de la vida”, un film que, juzgó con criterio el colega Porta Fouz, resultó ambiciosa y, como bien indica su título, se iba por las ramas.

Los Scott no necesitan irse a los dinosaurios ni al big bang, para contar cómo es la vida acá. No necesitan planos y planos lentos y comatosos tomados de “2001 odisea al espacio” de Kubrick para emocionar.  Le bastan con dos o tres minutos para pincelar la forma en que despertamos, comemos, amamos, enfermamos. Hay historias conmovedoras como la familia norteamericana cuya madre está en tratamiento por cáncer, y que busca comprensión de su hijito. “Ya no le temo a nada”, dice el marido. “Antes le tenía miedo al cáncer pero mi mujer ya lo tuvo. Y luego le tuvimos miedo a que el cáncer volviera. Pero ya volvió. Así que no hay más temor”.

O ese hombre que acaban de operar del corazón y le agradece a los médicos. Aún cuando quizás se quede en la recuperación, es agradecido. Está cagado en las patas, pero aún con el miedo y los tubos, se lo ve un hombre feliz.

Con qué poco, dicen tanto. Aquel video de la primera afeitada de un adolescente, filmada por el papá. El padre de Tokio viudo con el hijo que enciende inciensos y dedican una oración con la foto de su difunta mamá. El tipo que le cuenta a su abuela que es gay por teléfono y la abuela quiere saber si se trata de una enfermedad. El hombre que se curó de la droga con un apasionado de los pianos que vive en un bosque. El ciclista coreano que decidió viajar por el mundo y lo arrollaron seis veces. Y dice que se emociona porque las moscas en ese país son iguales que en Corea. Gente que ama a su gato. Gente que se arroja del paracaídas. Gente de todo el mundo que lleva en los bolsillos, armas. La mano que atrapa una mosca y la devuelve a la libertad. La mujer en India que hace altares en las oficinas. El porteño que dice que lo que más ama en este mundo es a su hijo, que casualmente viste de payasito.

El niñito peruano que trabaja de zapatero. El niñito árabe que transporta una carretilla por pasadizos sinuosos y lleva una camiseta de la selección inglesa.

Una chica que, en una festividad, se sube hasta la cima de una torre humana y carga con una cámara en la cabeza.

El padre árabe que vive con media docena de hijos, el mayor con problemas mentales. Y que dice que aún con todo eso, cree en Dios.

Y la última joven, encerrada en un auto, en medio de un tormenta. Una mujer que siempre se sintió común y silvestre. Pero que siente –eso dice- que ese día ha pasado algo especial.

Youtube tiene on line gratis el documental en la web –basta con entrar en el sitio y buscar la película por si nombre-. Si tiene 90 minutos disponibles, verá de qué trata la vida. Verá lo que es amar. Lo que es vivir. Lo que es morir, por si es que lo ha olvidado. O si tantas películas de Hollywood lo han confundido.

Mike Hale, del New York Times, dijo que “La vida en un día” es predecible, sentimentaloide y es un conjunto de trailers de films que nunca verás. Por eso, les digo: a cagar con el New York Times.

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